¿Por qué Jean Tirole? ¿Por qué ahora? El economista francés no es un rock star, al estilo Paul Krugman (que ganó el Nobel en 2008) ni un genio con amplia influencia en el mundo académico, como Kenneth Roggoff, que muchos apuntaban como gran candidato al premio. Había un francés en las quinielas de posibles ganadores, … Continued
¿Por qué Jean Tirole? ¿Por qué ahora? El economista francés no es un rock star, al estilo Paul Krugman (que ganó el Nobel en 2008) ni un genio con amplia influencia en el mundo académico, como Kenneth Roggoff, que muchos apuntaban como gran candidato al premio.
Había un francés en las quinielas de posibles ganadores, pero otro francés: Thomas Piketti, autor del libro económico más popular de este año, El Capital el siglo XXI, un ensayo tan influyente que ha colocado a la inequidad como el tema del año en el debate sobre economía.
Jean Tirole gana el Nobel de Economía por sus trabajos sobre la regulación de mercados dominados por una empresa o por un cartel de corporaciones. Es una sorpresa, porque no está en ninguna de las grandes universidades del planeta, sino en la Escuela de Economía de Toulousse. Es un acto de justicia porque su trabajo es de alta calidad y enfocado a un tema que lleva dos décadas provocando dolores de cabeza a Gobiernos y especialistas. Este economista estudió Ingeniería, obtuvo un doctorado en Matemáticas y luego un segundo doctorado en Economía, en el MIT.
El Nobel 2014 propone un enfoque que toma distancia respecto a la escuela de Chicago. “Es un premio a la escuela Post Chicago”, dijo Robert Litan del Brookings Institute. Su enfoque es pragmático, lleno de sutilezas, “Su trabajo trasciende la aplicación de simples modelos”, explica la Academia Sueca en su exposición de motivos. Si se pudiera resumir su obra en una fórmula sería la siguiente “No hay una receta para resolver todos los mercados ni todas las fallas de competencia. Es necesario tratar con una medicina específica cada uno de ellos. Un oligopolio en banca no debe ser tratado igual que uno en telecomunicaciones u otro en tecnología”. Este planteamiento podrá parecer muy simple hoy día. El mérito de Tirole es que empezó a decirlo desde hace más de veinte años.
Su heterodoxia es refrescante, en buena medida porque se nutre de la historia reciente Ha estudiado, entre otras cosas, el impacto de Google en los mercados; el proceso de compras gubernamentales cuando hay un solo proveedor de un servicio “único”; la negociación de los sueldos por parte de los altos directivos y los efectos que tiene la fusión de una gran empresa con sus proveedores. Algunas de sus recomendaciones van en contera corriente. Simpatiza con acuerdos entre grandes empresas para compartir patentes. “prohibirlos hace mas daño que bien. Son muy útiles en términos de progreso tecnológico, a la larga eso trae más beneficios sociales”, dice el economista francés.
El reconocimiento a Tirole es el número 75 que se ha dado en la categoría de Economía. Es el vigésimocuarto europeo en recibirlo, comparado con 47 de los estadounidenses. Desde 1988 este premio no era otorgado a un francés. Desde 1982, el ganador no era un experto en regulación.