Elecciones 2024
Elecciones 2024

Por más vueltas que le dan las autoridades, es claro que el número de vacunas que han conseguido no alcanza para empezar una vacunación masiva de alguna importancia.

Hay dichos y promesas, aviones de carga que son recibidos como celebridades, brigadas populares, ideas descabelladas sobre dónde empezar la vacunación, prohibición a compradores privados y anuncios de Morena buscando votos con la buena nueva de que ya llegaron las vacunas.

Pero no hay vacunas.

No hay vacunas suficientes para proteger a la población del virus en los siguientes cuatro meses.

Hoy por hoy, no hay vacunas suficientes siquiera para vacunar a la población médica.

Ya que el gobierno no puede ofrecer vacunas, podría ofrecer al menos un esfuerzo a fondo de pedagogía pública sobre cómo protegerse del virus, cómo cuidarse de la pandemia sin vacunas.

El gobierno federal no podrá decir que se empeña en esa pedagogía mientras no encabece el esfuerzo de persuasión el Presidente de la República.

No hay duda, creo, de que el espacio de difusión más eficaz que hay en la República es el de las conferencias mañaneras del presidente López Obrador.

Si el Presidente dedicara un tiempo diario de las mañaneras a decirle a la gente lo que debe hacer para protegerse del contagio, mientras llegan las vacunas, podría ayudar a millones a defenderse de la epidemia.

Y evitaría muertes.

Un problema hasta ahora insuperable para esa pedagogía es que lo más parecido a una prevención universal contra el coronavirus es el uso universal de cubrebocas.

Y el Presidente no solo no cree en el cubrebocas, sino que predica todos los días, con su ejemplo, contra él. Su pedagogía corporal, explícita, es que no hay que usar cubrebocas.

De modo que no hay mucho espacio en las mañaneras para enseñar a la gente a protegerse de la pandemia que está en sus picos históricos.

La pedagogía pública más efectiva que podría emitir el gobierno para que los mexicanos se protegieran del virus mientras llegan las vacunas, es precisamente usar, todos, ese adminículo que el Presidente no quiere usar, que rechaza con su ejemplo.