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Como cada vez que se vuelve a México del sur, ya no se diga de Colombia, ayer que llegué de Santiago de Chile fueron revisadas mis maletas, y las de todos los pasajeros, durante una hora.

Hasta donde sé, la revisión consiste en que unos perros adictos o entrenados caminan sobre las maletas olisqueándolas en busca de drogas.

No sé cuántos cargamentos de droga puedan haber decomisado las autoridades mediante este procedimiento y si lo que han confiscado vale el costo en el tiempo que hacen perder a no sé cuántos miles de pasajeros por año.

Esto, sin contar con el daño de relaciones públicas que la revisión causa a México, visible en las caras largas de los pasajeros, a la vez irritados y resignados.

Al aterrizar, los pasajeros han sido advertidos de lo que les espera por la aerolínea: perderán al menos esa hora por una revisión de seguridad que exigen las autoridades mexicanas.

La sola palabra seguridad evoca en los pasajeros las imágenes del país en llamas que suelen ver en los medios de su país, donde México es por su mayor parte un país que se incendia.

Camino a las mesas de migración y a las bandas donde se recogen las maletas, dos de estos pasajeros me preguntan cuál es la forma más segura de trasladarse a sus hoteles, si deben pedir un auxilio especial o hay alguna empresa realmente segura para turistas.

Son las cuatro y media de la mañana, los visitantes vienen todos molidos, a medio dormir, camino a esta recepción amenazante y burocrática. No han puesto un pie en México y ya es claro que el país tiene problemas.

Los perros y sus guardianes cumplen la advertencia de la aerolínea, nos hacen esperar algo más de una hora la salida de las maletas. Tiempo suficiente para escribir esta columna en mi BlackBerry.

Repito. No sé cuántos decomisos de drogas hayan hecho las autoridades en esta Terminal 2 ni cuánto han colaborado con eso a ganar la guerra contra el tráfico de drogas, que por su mayor parte sigue igual.

Sé que los pasajeros que llegamos del sur ayer pagamos nuestra hora de fastidio en servicio de tan alta y ciega tarea.

Sobre molidos, olisqueados.

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