La manera de trabajar se ha transformado, pero lo que no puede cambiar son los principios rectores del periodismo y la comunicación, hacerlo por conseguir un clic, una reproducción de video significaría el principio del fin de nuestra profesión
@mcamachoocampo
Hace 25 años, un cuarto de siglo ya, en la sala Isabel y Ricardo Pozas de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, la doctora Carola García Calderón (actual directora de la institución), nos tomaba protesta a mi amigo de muchas batallas, Arturo Quiroz y a mí luego de nuestro examen profesional.
“Señores licenciados Miguel Abelardo Camacho Ocampo y Arturo Quiroz Ruiz, protestan ejercer de manera honorable, leal y patriótica, la profesión de licenciados en Ciencias de la Comunicación que les confiere la Universidad Nacional Autónoma de México… ¡Sí protesto! Si así lo hicieren México y la Universidad se los premie, si no, se los demande”.
Muchos cambios se han dado en el mundo desde ese 9 de octubre de 1998 en que Arturo y yo dijimos ese SÍ PROTESTO.
Quién iba a pensar en ese tiempo que 25 años después íbamos a tener en nuestras manos dispositivos que nos permiten comunicarnos, hacer transacciones bancarias e incluso encontrar el amor (verdad Ike… Mont).
Por la mente de nadie en ese año pasaba la idea de que el PRI dejara de ser el partido hegemónico en México y tampoco que el país tendría un presidente con sed de venganza y poder, capaz de lanzar ataques demoledores a quien no piense como él. Un ejemplo de estos ataques es la iniciativa, aprobada ya por la Cámara de Diputados, para extinguir los fideicomisos del Poder Judicial Federal. ¿Por qué no hizo esto en la época en que Arturo Zaldívar presidía la Suprema Corte de Justicia de la Nación?
Pero estos años también han traído importantes cambios en la manera de trabajar de quienes nos dedicamos al noble oficio de comunicar.
Cuando inicie mi andar en este mundo de la comunicación, a finales de los ochenta del siglo pasado, como corrector en el Fondo de Cultura Económica, todavía me tocó trabajar con pruebas de edición que se hacían en linotipos. Los diseñadores armaban las portadas artesanalmente usando cúter, pegamentos y papel ilustración. El material era enviado a talleres de fotomecánica para producir los negativos que se usaban para la impresión. Hoy ese proceso artesanal de linotipos ha sido sustituido por poderosos equipos digitales, que han venido a reducir costos y a hacer más rápida y económica la producción editorial.
En los medios electrónicos también se ha dado un cambio importante. Los casetes de 3/4 de pulgada y las pesadas cámaras con las que trabajé en TV-UNAM cedieron el paso a cámaras cada vez más pequeñas y tarjetas digitales. Las grandes unidades de control remoto dejaron su lugar a Live U y teléfonos celulares con los cuales es posible transmitir desde cualquier punto del planeta. En radio, las cartucheras y las cintas de carrete abierto cedieron su lugar a computadoras desde las cuales se puede controlar la programación de las emisoras.
Sin lugar a duda la llegada de internet al mundo de la comunicación, a principios de este siglo, vino a revolucionar la forma de comunicar. Hoy a través de los sitios web se puede publicar información con una visión de 360 grados (texto, video, audio e imágenes).
Pero si bien toda la serie de cambios tecnológicos facilita en mucho la labor de comunicar e informar también trajo problemas, como el surgimiento de “medios” y periodistas como Lord Molécula, que no tienen rigor y ética en su labor y que prostituyen el trabajo de informar, olvidando toda ética y sobre todo que el deber de todo comunicador es tender puentes entre los diversos grupos de la sociedad, presentar hechos de manera cruda.
La manera de trabajar se ha transformado, pero lo que no puede cambiar son los principios rectores del periodismo y la comunicación, hacerlo por conseguir un clic, una reproducción de video significaría el principio del fin de nuestra profesión.
EN EL TINTERO
-A lo largo de estos años en el mundo de la comunicación, muchas personas han sido importantes para mí en este trayecto, ya que han confiado en mi y siguen confiando a pesar de mis errores y tropiezos. Sin el apoyo de mi familia (padres, hermanos, cuñadas, sobrinos) y de todos quienes han confiado en mi a lo largo de estos años, hoy yo no estaría aquí.
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