El hilo para deshacer la madeja de violencia en Michoacán empieza con combatir la impunidad. Suerte con ello
LIC. JESÚS RAMÍREZ CUEVAS,
COORDINADOR DE ASESORES,
PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA
Aun cuando se vio más serena la presidenta Sheinbaum durante la presentación del primer borrador del Plan Michoacán por la Paz y la Justicia, no dejó de darle un raspón a “los de siempre”.
Llama la atención que la presidenta haya expresado que se dedicó a “hablar con muchas personas en Michoacán. Lo hice el domingo, pero ayer hablé con muchas personas: diputados locales, diputados federales, presidentes municipales, empresarios de allá. Y hay una parte en donde ellos creen que tiene que haber mucho más presencia del Gobierno Federal, en coordinación con el estatal”. La verdad, sonó a un reconocimiento de la inutilidad del gobierno de Alfredo Ramírez Bedolla.
No voy a prejuzgar si el plan es una copia del lanzado por Enrique Peña Nieto, porque la mandataria solo esbozó tres grandes ejes y falta ver qué tácticas específicas propone a partir del diálogo que sostenga con los distintos grupos sociales y todo el gabinete. Así que esperaremos una semana. La buena noticia es que se implementará un plan específico para Michoacán; la mala es que el estado se encuentra bastante emproblemado por el ángulo que lo veas.
Permíteme comentar algunos de los retos a los que se enfrentará el Plan Michoacán. Empecemos por el segundo eje: Desarrollo económico con Justicia. No voy a repetir la historia de la extorsión que viven todas las actividades productivas estatales, a lo que voy es que, según el INEGI, 59.9% de la población vive en situación de pobreza, lo cual es un tanto contradictorio siendo la entidad tan fuerte en actividades agrícolas. Producen mucho, pero mal pagan a los campesinos y jornaleros.
No sorprende entonces que el Índice de Desarrollo Humano de Michoacán en 2024 sea de 0.717 puntos y lo grave es que es más bajo que en 2002, cuando alcanzó 0.758, según la metodología del PNUD. Así las cosas, la entidad ocupa el lugar 28 a nivel nacional, solo por encima de Chiapas, Oaxaca y Guerrero.
Hay un elemento que es transversal a los tres ejes y me refiero al Índice de Desarrollo Democrático; éste mide la democracia en cuatro dimensiones: la de los ciudadanos, la de las instituciones, la social y la económica. El panorama es desalentador, pues “Michoacán ha experimentado un descenso importante en el ranking nacional del IDDMEX, cayendo tres posiciones en comparación con 2023 y situándose en el lugar 29°. Este rendimiento lo sitúa nuevamente en un estado de mínimo desarrollo, con una puntuación de mil 455 puntos”, nos dice el reporte de IDDMEX. Para que nos demos una idea de lo mal que está actualmente la entidad, en 2012, cuando la “guerra de Calderón”, Michoacán tenía mejores resultados: cuatro mil 630 puntos. Y solo como comparativo, Yucatán tiene 10 mil puntos.
El espacio no me alcanza para comentar más ampliamente el eje de Educación y cultura de la paz; nada más te digo, Jesús, que el sistema educativo de Michoacán se encuentra entre los cuatro peores del país. Lo anterior con base en pruebas como PLANEA y el nivel de rezago educativo.
Respecto del primer eje, Seguridad con Justicia, lo lógico es, sin duda, enviar más elementos de la Guardia Nacional. Supongo que algo harán con el Programa de Fortalecimiento para la Seguridad que se distribuye entre las entidades, pero que lamentablemente se ha visto disminuido desde que inició la 4T y en el presupuesto para 2026 no se ve que mejore; de otra manera no será posible fortalecer a las policías estatal y municipales. A lo que hay que meterle mucho dinero y recursos humanos es la Fiscalía estatal, sobre todo si se enfocará a los delitos de homicidio y extorsión.
Porque el panorama no es halagador, Jesús. 89.5% de los michoacanos se sienten inseguros en el lugar donde viven; la entidad está entre los cinco estados con mayor número de asesinatos políticos. No vayamos lejos, Uruapan es una de las cinco ciudades más violentas de México.
Pero si lo que se pretende es atender las causas, antes que nada debieran proponerse como objetivo prioritario abatir la impunidad. Vox populi es que los alcaldes están coludidos con el crimen organizado; tal vez por temor o por la falta de instrumentos para enfrentarlo, pero el caso es que están en connivencia. Y, en consecuencia, cabe suponer que los secretarios de seguridad pública a nivel municipal también lo están. No estoy sugiriendo la repetición del michoacanazo de 2009 y que tan malos resultados dio; pero sí cabría una acción como el operativo “Enjambre” que recién se llevó a cabo en el Estado de México.
Pues sí. El hilo para deshacer la madeja de violencia en Michoacán empieza con combatir la impunidad. Suerte con ello.
+ Con la colaboración de Upa Ruiz
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