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La violencia contra las mujeres se mantiene en el centro del debate político y de la conversación social. El paro del próximo 9 de marzo y las acciones previas a las que han convocado los colectivos feministas sellarán esta serie de protestas y darán a los agravios y exigencias una visibilidad inédita en nuestro país.

Los feminicidios de Ingrid Escamilla y de la pequeña Fátima, en el contexto de una eventual reclasificación del delito de feminicidio, detonaron la reciente ola de reclamos.

Y, sin embargo, el asunto no es nuevo ni perderá impulso después del paro.A finales del año pasado, en la encuesta de Alejandro Moreno para El Financiero, los feminicidios y la violencia hacia las mujeres fueron mencionados en mayor medida como lo peor de todo el 2019.La situación preocupa particularmente a los más jóvenes, sobre todo a las mujeres de entre 18 y 29 años. Casi 60% señaló a los feminicidios como lo peor del año pasado. En contraste, solo un tercio de los hombres mayores de 30 años dio la misma respuesta.

Otra encuesta, levantada en el mundo digital por Roy Campos, valida la importancia que las mujeres jóvenes otorgan al tema. El 98 por ciento de ellas piensa que la violencia de género ha aumentado y un 80 por ciento sostiene que el feminicidio merece un tratamiento especial.

Las mujeres jóvenes son las que peor evalúan la atención que las autoridades dan a los feminicidios y las que avalan con mayor énfasis las manifestaciones para exigir respuestas, aun si se tornan violentas. Son ellas quienes más apoyan parar clases en las escuelas, hacer pintas en edificios y monumentos, vandalizar medios de comunicación o manifestarse en eventos del presidente de la República para exigir atención a la agenda de las mujeres. Su respaldo a algunas de estas acciones es prácticamente unánime.

Al final, los datos disponibles muestran que las exigencias y protestas de mujeres en contra de la violencia que padecen son cuestiones que trascenderán el momento actual.

Las jóvenes que hoy encabezan y respaldan esta lucha tienen la vida por delante, y seguramente no descansarán hasta conseguir la protección y la equidad que merecen. Su presencia en el espacio público solo puede crecer en el futuro.