Elecciones 2024
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Se fue febrero sin que se resolviera ninguno de los focos rojos que mantienen la tensión en los mercados.

Por lo menos, la turbulencia se apaciguó un poco en mercados tan importantes como el petrolero y, en el caso de México, el mes pasado dejó ver los efectos de las medidas finalmente adoptadas por las autoridades monetaria y fiscal, para contener los efectos negativos de los mercados financieros en el resto de la economía.

Durante los primeros días del mes pasado, la relación del peso frente al dólar conoció máximos históricos por arriba de los 19 pesos por dólar y al precio de la mezcla mexicana lo vimos en los niveles más bajos del siglo.

No hay ningún cambio radical o estructural en los mercados financieros que haga cambiar la suerte de estos indicadores.

El acuerdo petrolero propuesto por los árabes y los rusos para congelar los niveles de producción tiene la bien ganada desconfianza del mundo, pero al menos sirvió para encontrar un piso temporal a la baja de los precios.

China mantiene el suspenso mundial por su situación económica. Su carácter de ser un país cerrado y de un control central hace difícil el acceso a la información que permita saber si mejora o empeora su crecimiento.

La Reserva Federal de Estados Unidos titubea con respecto a cuáles son los elementos que toma en cuenta en su balance de riesgos y la condición financiera y económica mundial que había eliminado en octubre pasado de su lupa de peligros, regresó al centro de su atención en la pasada reunión de política monetaria.

Al mismo tiempo, no se desdice de pretender unos cuatro incrementos en el costo del dinero durante este año. De ahí que el mundo está muy pendiente del dato de creación de empleos del mes pasado, que se dará a conocer el próximo viernes.

En la lista de las angustias que se traspasa intacta de febrero a marzo está la condición de otros mercados emergentes, como Brasil o Rusia, que desde sus respectivas recesiones contribuyen a alentar el vuelo a la calidad desde este tipo de destinos de riesgo.

Total que la herencia del segundo al tercer mes del año es una tregua aparente en los precios del petróleo y con ello, en la paridad del peso frente al dólar. Pero también un traspaso íntegro de todos los focos rojos.

El problema es que este tercer mes del año no pinta para que se resuelvan la desaceleración china o la crisis petrolera. Pero sí parece que habrán de sumarse un par de temores adicionales.

El primer foco que pasa ya del amarillo al rojo es la posible salida de la Gran Bretaña del bloque de la Unión Europea. No comparten la moneda, pero la escisión de la segunda economía más grande de Europa puede ser un golpe mortal para la estabilidad financiera del bloque.

El segundo foco en un tono cada vez más rojizo es el proceso electoral de Estados Unidos. Hoy mismo hay elecciones primarias masivas en el llamado supermartes y parece que se puede empezar a definir el futuro de la contienda.

Hillary Clinton podría hoy mismo garantizar su candidatura. Pero también Donald Trump podría acercarse de forma casi irreversible a la candidatura republicana. Y esta posibilidad genera angustias no sólo entre los mexicanos, sino entre miles de empresas que viven del libre comercio.