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Para preservar la seguridad energética, Andrés Manuel López Obrador, decidió que la nueva refinería, en Dos Bocas, sea edificada por Petróleos Mexicanos a partir del próximo 2 de junio. “Se van a crear 100,000 empleos en la construcción y va a estar para mayo del 2022. ¿Me canso, ganso!”, prometió el Ejecutivo federal.

Con un tope presupuestal de 160,000 millones de pesos —de los cuales, 50,000 millones están contemplados para ser erogados en lo que resta del 2019—, el proyecto busca cumplir el doble objetivo de maximizar la producción de gasolina ultrabajo azufre y diesel ultrabajo azufre, así como reducir la producción de residuales líquidos como combustóleo y asfalto.

La nueva refinería —que se ubicará en el municipio de Paraíso, Tabasco— procesará una carga de 340,000 barriles diarios de aceite crudo pesado, tipo maya, de 22 grados API, según consta en el dictamen emitido por el Instituto Mexicano del Petróleo, hace dos meses.

Dos Bocas aplicará un esquema denominado de fondo de barril que permite la transformación de residuos en destilados ligeros, de gran valor. El coque podrá ser utilizado como combustible en los hornos en las plantas cementeras del país, como insumo para plantas de gasificación o en otros procesos, recomiendan los técnicos.

El procesamiento de conversión profunda —como le denominan los especialistas— es una tecnología probada que requiere la edificación de una Planta de Destilación Combinada y una Planta de Coquización Retardada, debido a la naturaleza del crudo a procesar.

La ingeniería conceptual, en ese esquema de refinación, define que la destilación atmosférica y al vacío servirá para obtener productos intermedios —gas seco, gas licuado, naftas, turbosina, queroseno, diesel, gasóleo pesado atmosférico y residuos de vacío—, mientras que el gas obtenido sería canalizado para obtener gas combustible, gas ácido y gas licuado.

De manera similar la turbosina y el diesel se enviarían a la Planta Hidrotratadora de Diesel o de destilados intermedios, donde se eliminan los contaminantes, principalmente azufre, para producir diesel ultrabajo azufre turbosina en lotes, en función de la demanda, mientras que el gasóleo pesado atmosférico y los gasóleos de vacío se enviarían a la Planta Hidrotratadora de Gasóleos y posteriormente a la Planta de Desintegración Catalítica para producir propileno, butilenos, nafta catalítica y aceite cíclico ligero.

Los residuos de vacío se enviarían a la Planta de Coquización Retardada, en donde se producirán gas, nafta, gasóleo y coque. En el esquema propuesto, la nafta de coquización se hidrotratará en plantas procesadoras. Los gasóleos procedentes de coquización se mezclan con gasóleos de destilación combinada y se envían a la Planta Hidrotratadora de Gasóleos, para tratamiento. De esta planta también se puede obtener una corriente de diesel.

En México, existe la tecnología probada y suficiente personal experimentado para concretar el proyecto con los recursos disponibles y los plazos establecidos, definió el Ejecutivo federal. “A pesar del abandono, los técnicos del Instituto Mexicano del Petróleo están creando nuevas tecnologías que ponen al servicio de empresas, incluso que se utilizan en empresas petroleras del mundo. Sí tenemos capacidad”, insistió el pasado jueves 9.

Promovido por Pemex Transformación Industrial, el dictamen fue emitido por el IMPI desde el pasado 1 de marzo. “La propuesta cubre y cumple con el artículo 50 de la Ley de Hidrocarburos, porque cuenta con las especificaciones técnicas del proyecto de la refinería en Dos Bocas y emplea tecnologías con diseños ampliamente desarrollados y aplicados a nivel mundial”, señala el numeral 6 del expediente DT/IMP-001/19, “también cumple con el artículo 51 de la Ley, ya que los equipos de proceso se diseñan de acuerdo con la normatividad nacional e internacional aplicable, utilizando las mejores prácticas y especificaciones internacionales”.

Con ese dictamen, lo procedente es tramitar los permisos en materia de tratamiento y refinación de petróleo, así como de procesamiento de gas natural. Sobre el impacto ambiental —contemplado en el artículo 121 de ese ordenamiento— no se menciona nada en el documento firmado por Roberto Javier Ortega Ramírez, Ana Lilia Pérez García, Jorge Ancheyta Juárez y José Garcés Zepeda. La Manifestación de Impacto Social, que deberá ser expedida por la Semarnat, estaría lista a más tardar en dos meses.

Dada la falta de experiencia gubernamental (y de Pemex) en la construcción de este tipo de infraestructura, es probable que el proyecto termine costando más y tomando más tiempo de lo que el gobierno anticipa, colocando más presiones sobre los recursos fiscales, advirtió ayer la calificadora Moody’s.

El escenario base de la calificadora es que la refinería de Dos Bocas, en Tabasco, podría terminar costando más de entre 10,000 y 12,000 millones de dólares, equivalente a entre 0.8% y -1.0% del Producto Interno Bruto de México.

“El costo de la construcción de la refinería implicaría un nuevo deterioro en la situación financiera (de Pemex)”, declaró la calificadora, “las consecuencias para el perfil crediticio de México dependerán, en parte, si se continúa minando la confianza del mercado, frenando la inversión ya deprimida y pensando sobre las perspectivas económicas del país”.

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