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La recuperación de la actividad económica a nivel global se está acelerando de la mano de la reapertura de varias de las economías más importantes del mundo. El número de casos de Covid-19 a nivel global ha marcado una clara tendencia a la baja desde finales de abril cuando se alcanzó un pico que superó el máximo histórico anterior de enero de este año. Sin embargo, el pico de abril fue principalmente impulsado por un incremento dramático en casos en India, lo cual opacó la mejoría que se venía observando en otras partes del planeta. La fuerte disminución en el número de casos está directamente ligada con el avance en la campaña de vacunación en Estados Unidos y Europa.

Esta reapertura global ha generado una fuerte recuperación en la demanda global de bienes y servicios, lo cual ha llevado al comercio internacional a superar su nivel pre-pandemia. Sin embargo, no hay que olvidar que el súbito y prolongado alto a la actividad generado por la pandemia generó fuertes disrupciones en las cadenas de suministro a nivel global. En muchos casos, las disrupciones fueron de tal magnitud que varias cadenas sufrieron daños que tardarán tiempo en normalizarse.

Esta situación ha generado una serie de cuellos de botella en el suministro de una gran variedad de bienes y servicios que se ha traducido en una fuerte escasez de algunos bienes y servicios. De acuerdo a la encuesta de PMI (Purchasing Managers Index) de mayo publicada por IHS/Markit, los tiempos de entrega de bienes están en máximos históricos.

La escasez ha provocado un fuerte aumento en los precios de una gran cantidad de bienes y servicios. Un área donde este fenómeno ha sido muy evidente es la de materias primas. El índice de materias primas Dow Jones Commodity Index ha registrado un aumento de 25% en lo que va del 2021 y su nivel actual está 40% por arriba del de enero del 2020.

El incremento ha sido principalmente impulsado por los commodities agrícolas y los metales industriales. El índice Dow Jones de metales industriales y minería ha subido 62% en lo que va del año y su nivel actual es 146% superior al que tenía antes del inicio de la pandemia. Mientras que el índice Dow Jones de commodities agrícolas presenta un aumento de 13.5% en lo que va del año y se encuentra 46% por arriba de su nivel pre-pandemia.

Aunque los precios del petróleo también han tenido un fuerte repunte, su nivel actual es solamente 24% superior al que tenían antes de la pandemia.

No obstante, en el caso del petróleo el aumento estará limitado por que la oferta de crudo podría aumentar inmediatamente si la OPEP lo decide y el mercado espera que este cartel lo haga gradualmente.

El repunte en los precios de las materias primas se ha traducido en fuertes incrementos en los costos de producción de una gran cantidad de bienes y servicios, desde automóviles, electrónicos y muebles de línea blanca hasta bicicletas y alimentos.

Por ejemplo, los costos de los materiales de construcción en Estados Unidos han alcanzado máximos históricos y esto se ha traducido en precios récord para los precios de venta de las casas. No hay duda, los cuellos de botella están generando presiones inflacionarias a nivel global y la mayoría de los especialistas han revisado sus pronósticos de inflación al alza. Sin embargo, los pronósticos de inflación subyacente no se han disparado.

Por ejemplo, los estimados de inflación subyacente para Estados Unidos y Europa se ubican en 2.4 y 1.0% para este 2020. Aunque dichas cifras representan un máximo para los últimos 10 años, de cumplirse las expectativas, estaríamos lejos de los episodios inflacionarios de las décadas de 1970 y 1980.

Adicionalmente, los bancos centrales han mantenido políticas monetarias sumamente laxas argumentando que, por ahora, no hay señales de una espiral inflacionaria en los salarios y que las expectativas de inflación de mediano y largo plazos se mantienen bien ancladas. Sin embargo, la atención de los mercados seguirá puesta sobre estos cuellos de botella y la evolución de los procesos de formación de precios.