Elecciones 2024
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Después de que el índice S&P 500 superara los 5,000 puntos, hace un par de semanas, y en medio de una continua racha de nuevos máximos históricos, hay un creciente número de especialistas que han comenzado a elevar sus niveles objetivo para fin de año.

Vale la pena recordar que, a inicios de este año, el consenso de especialistas arrojaba un nivel objetivo de 4,850 puntos para el cierre del 2024, lo cual representaba un rendimiento de tan solo 1.6% con respecto al cierre del 2023.

El nivel actual del S&P 500, cercano a los 5,140 puntos, representa un incremento de aproximadamente 8% contra el cierre del 2023, superando los pronósticos optimistas de corredurías como Deutsche Bank, Goldman Sachs y Citiban que se ubicaba en 5,100 puntos, y acercándose al pronóstico más alto de 5,200 puntos de Oppenheimer.

En este contexto, la siguientes corredurías han incrementado sus objetivos en las últimas dos semanas: UBS elevó su objetivo de 5,150 a 5,400, Bank of America de 5,000 a 5,400, Barclays de 5,100 a 5,300, y Goldman Sachs de 5,100 a 5,200.

El común denominador en los argumentos de estos especialistas para elevar sus niveles objetivos para el índice es un crecimiento mejor al esperado en las utilidades de las empresas y un múltiplo de valuación constante, en niveles muy similares al actual. En medio de este optimismo, hay algunas voces que cuestionan la posible existencia de una burbuja en los mercados accionarios de Estados Unidos.

En términos financieros, una burbuja se define como una situación en la que el precio de un activo, o clase de activos, se eleva de manera acelerada e irracional, es decir, más allá de lo que es justificable a través de los fundamentos tradicionales de oferta y demanda real.

Entre las más conocidas, se encuentran la burbuja de la fiebre de los tulipanes del siglo XVII; la burbuja bursátil de Japón en la segunda mitad de los 80; la de mercados emergentes que reventó en 1998; la de acciones de tecnología en EU que lo hizo en el 2000 y la del mercado residencial de EU en el 2008 que provocó la Gran Recesión, o inclusive la especulación provocada por la pandemia en algunas acciones tecnológicas en el 2021.

Sin embargo, los expertos señalan que el comportamiento actual de los mercados es diferente al típico de una burbuja. En primer lugar, el mercado alcista ha estado muy concentrado en pocas acciones de gran valor de capitalización (como analizamos en la edición del 16 de enero).

En segundo lugar, no hemos visto un fuerte incremento de ofertas públicas de empresas que no generan utilidades (como sí observamos en el 2000 y en el 2021), ni la proliferación de vehículos que facilitan la colocación de empresas que no estaban listas para salir a bolsa (como la avalancha de SPACS o compañías de “cheque en blanco” que vimos en el 2021).

En tercer lugar, tampoco hemos visto un incremento desmedido en las valuaciones, con la excepción de todo lo que tiene que ver con la Inteligencia Artificial.

En cuarto lugar, los especialistas argumentan que los incrementos en la valuación de empresas como NVDIA, la joya de la corona de la Inteligencia Artificial, están principalmente ligados a una fuerte aceleración en el crecimiento de las utilidades.

Finalmente, tampoco hemos visto un fuerte incremento en la emisión de deuda y no estamos en un entorno artificial de bajísimos niveles de tasas de interés. Sin embargo, los especialistas advierten que sería natural que los mercados tuvieran un ajuste antes de retomar una tendencia positiva.

Después de subir en 16 de las últimas 18 semanas, lo cual no ocurría hace 50 años, los mercados parecen estar descontando casi exclusivamente buenas noticias.