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La semana pasada se publicaron los datos preliminares de crecimiento del PIB durante el segundo trimestre en Estados Unidos y la economía estadounidense sigue desafiando los pronósticos de desaceleración.

Durante el segundo trimestre, el PIB registró un crecimiento trimestral anualizado de 2.4% con respecto al primer trimestre de este año.

Aunque el dato estuvo en línea con la estimación oportuna de GDPNow publicada por la Fed de Atlanta, el crecimiento fue superior al consenso de mercado que se ubicaba en 1.8% y al crecimiento de 2% registrado en el primer trimestre del año.

Aunque tuvo una desaceleración con respecto al primer trimestre, el gasto en consumo personal explicó casi la mitad del crecimiento del PIB durante el trimestre. El gasto de consumo personal se desaceleró de 4.2% en el primer trimestre a 1.6% en este segundo trimestre.

Dentro de este rubro, la principal desaceleración se dio en el gasto en bienes (tanto duraderos como no duraderos), mientras que el gasto en servicios presentó una menor desaceleración.

La otra mitad del crecimiento del PIB se explica, principalmente, por un repunte en la inversión bruta doméstica del sector privado, con un aumento de 5.7% después de haber registrado caídas en tres de los últimos cuatro trimestres.

El repunte se dio exclusivamente en la inversión fija bruta no residencial, ya que el sector residencial se contrajo 4.2%, registrando su noveno trimestre seguido en terreno negativo.

Otro factor que contribuyó de manera positiva, aunque en menor grado, fue la acumulación de inventarios, mientras que las exportaciones netas tuvieron un pequeño impacto negativo debido a caída superior en las exportaciones en comparación con las importaciones.

Después de la publicación de estos datos preliminares, es muy probable que veamos una serie de revisiones al alza a los estimados de crecimiento para el 2023 completo, que previo al anuncio se ubicaban en 1.4 por ciento.

Sin embargo, detrás de la sorpresa positiva de crecimiento en el segundo trimestre, hay algunas tendencias que no deben pasar desapercibidas.

La primera es que el gasto de consumo personal, tanto en bienes como en servicios, presentó una importante desaceleración. Esta desaceleración se dio a pesar de la fortaleza del mercado laboral.

Para los especialistas, el agotamiento de los “guardaditos” de los estímulos fiscales de la pandemia, que están siendo erosionados por la inflación, y la revocación del perdón presidencial al pago de préstamos estudiantiles, podrían seguir debilitando el consumo en los próximos trimestres.

Adicionalmente, el repunte en la inversión fija bruta del sector privado podría revertirse en los próximos trimestres si las tasas de interés siguen subiendo o inclusive si se mantienen en el nivel actual durante un periodo prolongado.

Además de los datos del PIB, el Bureau of Labor Statistics también publicó las cifras de junio para el indicador de inflación más relevante para la Fed, el Índice de Precios de Gasto en Consumo Personal (conocido como el PCE Price Index) y su componente subyacente que excluye los precios de alimentos y energía (el core PCE Index).

El PCE registró un incremento de 0.2% en junio, lo cual llevó la cifra para los últimos 12 meses de 3.8% en mayo a 3.0% en junio.

Mientras que el core PCE registró un aumento de 0.2% en junio y una disminución en términos anuales de 4.6% en mayo a 4.1% en junio. Esta última cifra todavía se encuentra lejos de la meta de 2.0% de la Fed.