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La semana pasada Banxico dio a conocer su sexto y antepenúltimo anuncio de política monetaria del año en el cual decidió incrementar la tasa de interés de referencia en 0.25% para dejarla en 4.75% como era ampliamente esperado por el mercado.

El aumento se dio tras una votación en la que cuatro de los cinco miembros de la Junta de Gobierno votaron a favor del incremento mientras que Gerardo Esquivel votó por mantener la tasa sin cambios.

Más allá de la decisión, el mercado estaba muy atento al tono del comunicado de prensa y la revisión de expectativas de inflación para intentar descifrar la trayectoria futura de las decisiones de Banxico.

En este sentido hay varios aspectos a destacar. El primero es que el hecho de que la votación fuera de cuatro a uno, en lugar de tres a dos como en las dos decisiones anteriores, denota una postura más restrictiva (hawkish) por parte de Banxico. El segundo es que hubo una revisión importante al alza considerable en los pronósticos de inflación de Banxico con respecto a las publicadas previamente.

En concreto, Banxico revisó su estimado de inflación general para el tercero y cuarto trimestres de este año de 5.6 a 5.8% y de 5.7 a 6.2% respectivamente.

En el caso de la subyacente, el incremento fue de 4.7 a 4.8% para el tercer trimestre y de 5.0 a 5.3 por ciento. Adicionalmente, Banxico también revisó al alza los estimados de inflación general para los tres primeros trimestres del 2022 (de 5.2 a 5.6% en el primer trimestre, 3.9 a 4.3% para el segundo y 3.2 a 3.5% para el tercero) y de inflación subyacente para los cuatro trimestres del 2022 (de 5.1 a 5.4% en el primer trimestre, de 4.4 a 4.8% para el segundo, de 3.6 a 4.0% para el tercero y de 3.3 a 3.4% para el cuarto).

Claramente estas revisiones reflejan que el fenómeno inflacionario es menos transitorio y de mayor magnitud de lo esperado por lo que la convergencia a la meta de 3.0% se ve cada vez más lejana –posiblemente hasta finales del 2023.

En tercer lugar, el análisis del balance de riesgos en el comunicado, en la opinión de este columnista, hizo un mayor énfasis en los factores de riesgo al alza que a la baja para los pronósticos de inflación.

El cuarto factor fue el reconocimiento explícito de los planes para disminuir los estímulos monetarios por parte de los bancos centrales de países desarrollados.

Estos posibles ajustes, incluyendo el inminente inicio del tapering por parte de la Fed y un eventual adelanto del inicio del ciclo de alzas puede generar un endurecimiento de las condiciones en los mercados financieros y una mayor volatilidad para los activos de mercados emergentes, incluyendo los tipos de cambio entre los cuales destaca el peso mexicano.

En este contexto, es muy probable que las expectativas del mercado para la tasa de interés de referencia vayan convergiendo hacia un ciclo de alzas más prolongado. El mercado debe descontar ampliamente aumentos de un cuarto de punto las reuniones de la Junta de Gobierno de Banxico del 11 de noviembre y 16 de diciembre, lo que dejaría la tasa de fondeo en 5.25% para el cierre de este año.

Asimismo, el mercado muy probablemente comenzará a asignar una mayor probabilidad a que el ciclo de alzas continúe en durante el 2022 con por lo menos dos y hasta tres incrementos adicionales de un cuarto de punto cada uno que dejarían la tasa de fondeo entre 5.75 y 6.0 por ciento.

Como colofón, esta semana se publican los datos de inflación de septiembre y la expectativa del mercado es que la inflación general en términos anuales se incremente de 5.6 a 6% y que la subyacente suba de 4.8% a 5.0 por ciento.