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La semana pasada Banxico dio a conocer su cuarto anuncio de política monetaria del año con un inesperado aumento de 0.25% en la tasa de interés de referencia que ahora se ubica en 4.25 por ciento.

El aumento se dio tras una votación dividida en la que tres de los cinco miembros de la Junta de Gobierno votaron a favor del incremento. Si bien el mercado anticipaba que Banxico tomaría un tono más restrictivo que sentaría las bases para comenzar un ciclo de alzas en la tasa en la segunda mitad del año, ninguno de los 29 analistas que participaron en la más reciente encuesta Citibanamex esperaban un alza en la tasa en esta reunión.

Aunque en este espacio habíamos anticipado que Banxico iniciaría el ciclo de alzas en la segunda mitad de este año, la decisión del banco central de adelantar el comienzo de dicho ciclo es acertada. Si bien la decisión fue dividida y la nueva composición de la Junta de Gobierno, a partir del 1 de enero del 2021, podría cambiar la dinámica del proceso de toma de decisiones hacia adelante, la Junta de Gobierno actual muy probablemente ponderó tres factores fundamentales en su decisión: i) la adopción de un tono menos acomodaticio por parte de la Fed; ii) el deterioro en las expectativas de mediano plazo para la inflación en México; y iii) un cambio en las expectativas de la trayectoria de corto plazo del proceso de formación de precios.

En cuanto al primer punto, la semana pasada hubo diversas intervenciones de diferentes miembros del Comité de Mercado Abierto de la Fed (FOMC, por su sigla en inglés) en las que algunos participantes hablaron de adelantar el comienzo del ciclo de normalización de tasas en Estados Unidos al 2022, un año antes de la señal mandada por el FOMC en la última reunión de política monetaria de la Fed.

Asimismo, el mercado ha comenzado a discutir la posibilidad de que la Fed anuncie el comienzo del fin del programa de inyecciones de liquidez, el tapering, en el Simposio de Jackson Hole a finales de agosto.

En cuanto al segundo punto, como apuntamos en la edición de Sin Fronteras del jueves, tan solo en un mes, la encuesta de expectativas de Citibanamex reveló un deterioro sustancial en las expectativas de inflación general y subyacente para el cierre del 2021 (la inflación general pasó de 4.87 a 5.1% mientras que la subyacente se incrementó de 3.8 a 4.0 por ciento).

Dado que la cifra de inflación de la primera quincena de junio, publicada el jueves pasado, también estuvo por arriba de lo esperado —llevando a la inflación anual a 6.02%— lo más probable es que las expectativas de inflación para el cierre de este año muestren un deterioro adicional en la siguiente publicación de la encuesta.

Aunque Banxico reiteró, al igual que la Fed, que los choques que han propiciado el aumento en la inflación son de carácter transitorio, también reconoció que su magnitud y horizonte han superado las expectativas y que por lo tanto podrían implicar riesgos para el proceso de formación de precios.

El adelanto en el timing del cambio de postura por parte de Banxico inmediatamente detonó revisiones al alza en cuanto a la duración y magnitud para el nuevo ciclo de alzas. Antes de la decisión, el consenso de expectativas esperaba que la tasa de fondeo cerraría en 4.0% el 2021 y 4.50% para el 2022.

Ahora, algunos especialistas, como Santander y Banorte, esperan que la tasa de fondeo cierre en 5.25% el 2021 mientras que otros como Citibanamex espera que la tasa quede en 4.75 por ciento.

Este fuerte ajuste en las expectativas muestra la confusión que había generado en el mercado la percepción de que Banxico estaba, de facto, adoptando un mandato dual de estabilidad de precios y pleno empleo al estilo de la Fed.

La atinada decisión de Banxico le recordó al mercado, y al mismo Banxico, que el banco central tiene un mandato único de estabilidad de precios. El peso mexicano también reaccionó de manera inmediata, apreciándose de 20.65 a 19.80 pesos por dólar.