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Más de 600 días parejas y familias estuvieron separadas por la pandemia y las políticas migratorias de Estaros Unidos al cerrar fronteras a causa del Covid19.

Fue apenas que este fin de semana los vuelos provenientes de México, Canadá y Europa pudieron volver a Estados Unidos.

Los abrazos volvieron, las miradas brillosas, los impacientes a la hora de recoger la maleta y salir corriendo al área de llegadas en los aeropuertos nos recordó lo doloroso que son las separaciones de las personas que amamos.

El domingo me tocó ser testigo en el aeropuerto de Miami, de ver cómo tres mujeres jóvenes y una señora se mostraban nerviosas y aceleradas, a lo que a una de ellas el agente de migración le pedía que se tranquilizara para poder hablar y sin controlar su voz trataba de explicar que vería a su marido.

El oficial, como la mayoría de ellos, quiso pasar desapercibido eso como una “actividad no esencial” y comenzó a hacerle más preguntas. Yo me encontraba unos pasos de ella y observaba la escena pensando en que era una mentira o vería una escena de estas dramáticas en donde la policía estadounidense se lleva a alguien al “cuartito” de los interrogatorios o en su defecto, arrestada.

Pero de pronto la señora respiró, volteó para todos lados, pero como si no nos viera a nadie, y le dijo al oficial “lo lamento, es que voy a volver a ver a mi esposo allá afuera porque no habíamos podido por la covid”.

Todo cambió, los que estábamos en la zona VIP casi le rogamos al agente que la dejara pasar ¡ya!.

El agente cambió de actitud, le hizo las preguntas ordinarias y ella desapareció como bala. La suerte me tocó también a mi, porque nunca me habían hecho solo una pregunta y me ignoraran por completo.

Mientras entendía la locura y el torbellino de emociones que esa señora podría sentir en ese momento, fue que dimensioné desde otro escenario lo que ha venido a cambiarnos una pandemia de este tipo.

Salí a buscar mi taxi de manera reflexiva, cuando las escenas frente a mi eran de hombres con globos, rosas y unos abrazos interminables. Una sorpresa y un gusto ajeno, maravillada de ver las escenas románticas que tanto se han perdido.

Fui incapaz de fotografiarlos con mi celular porque en verdad eso era un momento tan íntimo en una escena de todos.

Así esta foto del fotoperiodista Gunther en Boston, donde captó a esta pareja de chicas que viven su reencuentro con las propias restricciones de una nueva era en donde los cubre bocas se adueñaron de nuestro rostro para ser una barrera ante el virus.

La luz después del túnel con los besos tras una prueba de covid negativa y un certificado de vacunación, pero al fin, la luz.

Volvieron a abrazarse, terminaron los más de 600 días de llamadas por teléfono, video llamadas y mensajes. Se acabó el “no puedo ir” y los “te extraño” tomarán una pausa para que esta semana entera nos llenemos de historias de reencuentros y re-nacimientos.

En hora buena a todos los que este fin de semana han vuelto a reír.

La luz al final del túnel - 962bdb7ed7e1d9282408f8bb9c45cdbb357e393fw-1024x765
Foto: EFE/EPA/CJ GUNTHER