No hay que confundir las peras del comercio con las manzanas del narcotráfico y la migración, hay que darle a Trump la respuesta correcta
Han sido múltiples las amenazas de Donald Trump sobre los intereses comerciales de México, pero ese último mensaje de anticipar 25% de impuesto de importación a los productos mexicanos está directamente relacionado con dos temas: migración y narcotráfico.
La amenaza de Trump son los aranceles, pero lo que quiere es una respuesta en los asuntos de seguridad y si en México nos queremos ahorrar muy serios problemas económico-financieros, hay que leer bien sus intenciones en este primer obús contra nuestro país.
Muy completas las gráficas y muy clara la explicación de por qué Estados Unidos se daría un balazo en el pie si aplica esos aranceles, pero eso está lejos de ser la respuesta correcta ante la amenaza específica.
La mañanera es un espacio de propaganda que, si bien ha perdido la fuerza que solía tener para marcar la agenda mediática, se mantiene como la tribuna donde la presidenta, Claudia Sheinbaum, habrá de fijar su posición en estos temas cruciales.
Por ello, el escenario de la mañanera de ayer debió ser para Omar García Harfuch, porque la respuesta esperada tiene que ver con los temas de Seguridad Nacional de los dos países.
Y no se trataba de que el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana federal fuera para decirle sí a todas las pretensiones de Trump, pero era el momento adecuado para mostrar al mundo lo que la propia presidenta Sheinbaum diseñó: los alcances de una súper secretaría con poderes no antes vistos.
Hay que entender que Trump usa el golpe bajo del comercio como una poderosa arma negociadora, primero, porque sabe que duele y, segundo, porque puede retirar el castigo completo si obtiene los resultados que él pretende en aquellos dos temas: el descomunal trasiego de fentanilo desde México y las imágenes de miles de personas extranjeras en camino libre hacia la frontera común.
Si en lugar de aranceles la amenaza hubiera sido declarar a los cárteles mexicanos como grupos terroristas a partir del 20 de enero del 2025, habría menos margen de retractación ante tal advertencia.
Es muy difícil pedir a un gobierno dogmático actuar con pragmatismo, pero es lo que toca a México.
Seguro que en Mar-a-Lago no ven la mañanera, así que lo mejor es concretar un encuentro al más alto nivel para iniciar las inevitables negociaciones en materia de seguridad y migración.
Porque es un hecho que con Donald Trump el tema comercial habrá de regresar, pero ahora sí con motivos económicos, así que no hay que quemar todas las cartas.
Ya nos anticipó que le molestan los autos chinos que él cree que se fabrican en México y se exportan a Estados Unidos. Falso, pero ya le llegará su momento a esa conversación.
Por lo pronto, el escándalo lo genera la advertencia de un arancel generalizado de 25% a cualquier producto mexicano o canadiense que llegue a Estados Unidos, pero lo que subyace en esa amenaza es que el gobierno de Donald Trump busca frenar, a cualquier costo, el narcotráfico y la inmigración ilegal.
No hay que confundir las peras del comercio con las manzanas del narcotráfico y la migración, hay que darle a Trump la respuesta correcta.