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Orillado a renunciar, Carlos Manuel Urzúa Macías pasará a la historia como el secretario de Hacienda más débil del México contemporáneo. Bateador emergente dentro del lopezobradorismo, el académico del Tec de Monterrey aceptó el cargo tras de que Rogelio Ramírez de la O lo rechazara y fallara la promoción de los ebraristas para que Santiago Levy regresara a la función pública.

La sombra de ambos economistas y la del subsecretario del ramo, Arturo Herrera, fue una pesada losa. También, las injerencias externas en los asuntos de su despacho, toleradas por el huésped principal de Palacio Nacional. Con apenas un puñado de colaboradores, Urzúa asumió el cargo y de inmediato rivalizó con el poderoso jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo.

Paradojas de la cuarta transformación: es la segunda ocasión que AMLO integra a Urzúa a su equipo de trabajo y, en ambas, el matemático y economista ha salido por peteneras.

Esta vez, las discrepancias se multiplicaron desde el arranque de la transición, con el anuncio de la cancelación del NAIM, los megaproyectos —el Tren Maya, el aeropuerto en Santa Lucía, el corredor transístmico y la refinería de Dos Bocas—, pero sobre todo las restricciones en el gasto y las medidas de austeridad, que se reflejaron en los recortes en la plantilla de burócratas.

Con el aval de su jefe, Romo impuso a los directores de la banca de desarrollo —Nafin, Banobras y Financiera Nacional de Desarrollo—, a la titular del SAT y hasta a la directora de Promoción Cultural y acervo patrimonial de la SHCP. Y se hizo cargo de la relación con la cúpula empresarial.

La imposición de funcionarios carentes de conocimiento sobre la Hacienda pública fue recurrente. La gota que derramaría el vaso —de acuerdo con versiones no confirmadas— sería el inminente arribo de Renato Sales Heredia como administrador general de Evaluación del SAT. Antes ocurrió el jaloneo por la Administración General de Aduanas, a la que Olga Sánchez Cordero envió a Ricardo Peralta Saucedo…

La política económica —caracterizó— está dominada por el extremismo. Y en Palacio Nacional hay casos flagrantes de influyentismo, de conflicto de interés. ¿Acaso Urzúa aludía al enérgico consejero jurídico del gobierno federal Julio Scherer Ibarra, o tal vez a Rosario Alejandro Esquer Verdugo, el taciturno secretario particular del Ejecutivo, quien ahora hace mancuerna con el director de CFE, Manuel Bartlett, para negociar con los concesionarios de los gasoductos?

El staff presidencial —en el que Lázaro Cárdenas Batel tiene una presencia cada vez más importante— opaca a la mayoría de los secretarios del gabinete lopezobradorista, en efecto. Urzúa también se quejó del enigmático secretario técnico del gabinete, Carlos Gastón Torres Rosas, cuyo mayor mérito es ser hijo de uno de los hombres de negocios —originario de Durango— que más impulsó a los líderes de la izquierda partidista en México, desde 1988.

Pero es la política energética —la cancelación de las subastas y de los proyectos de fracking— más que la política económica, la que estaría en el fondo de la renuncia de Urzúa, quien en su carta de despedida reclamó que se han tomado decisiones de política pública sin el suficiente sustento.

“Un secretario de Estado debe atender sus responsabilidades, pero la mayor es cuidar a su jefe, el Ejecutivo”, refiere un exasesor económico de AMLO. “La lealtad es muy importante, pero sobre todo un desempeño eficaz”.

El ulterior extrañamiento de Urzúa a la política económica de la cuarta transformación resulta una reiteración de la falta de empatía entre el exfuncionario y el equipo de asesores más cercanos al presidente.

Arturo Herrera nuevamente entra al relevo, tras de una renuncia de Urzúa. Así ocurrió hace tres lustros, cuando el joven economista de la UAM se hizo cargo de la Secretaría de Finanzas en el GDF, en el último bienio del sexenio lopezobradorista.

“A veces no se entiende que no podemos seguir con las mismas estrategias, que no se puede poner vino nuevo en botellas viejas y se tiene que hacer valer la austeridad republicana”, reviró el presidente de la República tras aceptar la renuncia del secretario de Hacienda. “A veces hay incomprensión, dudas y titubeos al interior del gobierno, pero debemos actuar con decisión y aplomo”.

El ascenso de Herrera, por video. “Una gente con experiencia y sensible”, describió AMLO, quien aludió a sus orígenes familiares, vinculados con el movimiento social. Y es que el padre del ahora secretario de Hacienda es un reconocido profesor universitario originario de Pachuca, especializado en la historia de las rebeliones campesinas en Hidalgo.

EFECTOS SECUNDARIOS

¿INFLAMIENTOS? Hace 10 meses, Instagram purgó las cuentas de celebridades e influencers que registraban seguidores “no genuinos” en esa red social, lo que redujo significativamente las estadísticas, pues muchas de esas cuentas eran falsas, inactivas, spam, bots o seguidores comprados. Esa no es la única red social con esa problemática; Twitter ha luchado contra el problema de los bots y las cuentas de spam durante muchos años, como muestra un estudio realizado por la firma Click4reg.co.uk entre los pilotos de Fórmula 1. Usando la herramienta de auditoría de falsos seguidores de SparkToro, se encontró que el ídolo mexicano Sergio Pérez, Checo, es el cuarto en la tabla de seguidores falsos: de los 2 millones que registra su cuenta de Twitter, 40.5% no son verdaderos.