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La semana pasada se publicaron las cifras preliminares del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en Estados Unidos (EU) para el segundo trimestre del 2014, revelando un crecimiento anualizado y ajustado por estacionalidad de 4% con respecto al trimestre inmediato anterior. La cifra estuvo considerablemente por arriba del consenso de expectativas del mercado que se ubicaba en 2.9% y significó un importante repunte después del decremento de 2.1% reportado en el primer trimestre del año. La fortaleza de las cifras confirma que parte importante de la recaída del primer trimestre se debió principalmente a factores extraordinarios. Vale la pena recordar que durante enero y febrero varios estado del país vecino estuvieron prácticamente paralizados por un vértice polar que frenó totalmente a la industria de la construcción, provocó disrupciones en la cadena de suministro y logística del sector exportador y limitó la expansión del consumo. No obstante, al combinar las cifras del primero y segundo trimestre, su crecimiento anualizado contra el semestre inmediato anterior es de aproximadamente 0.9%, aún por debajo de lo que se considera un ritmo saludable -aunque hay que considerar que el PIB creció a un ritmo anualizado de 4% en la segunda mitad del 2013.

También es importante esperar unas semanas para ver si las revisiones a la cifra preliminar no se desvían considerablemente de la cifra preliminar como ocurrió en el primer trimestre -la cifra preliminar del primer trimestre arrojó un crecimiento de 0.1% y después fue revisada a una contracción de 2.9% y finalmente a una contracción de 2.1 por ciento.

Sin embargo, a pesar de la fácil base de comparación, las cifras parecen arrojar suficiente evidencia para pensar que la economía en el segundo semestre podría crecer a una tasa cercana a 3 por ciento. Uno de los principales motores del crecimiento durante este trimestre fue el consumo privado, el cual se expandió a una tasa de 2.5%, impulsado por una aceleración en la compra de bienes duraderos (como autos y artículos para el hogar). Adicionalmente, la inversión corporativa en maquinaria y equipo presentó un crecimiento de 5.5 por ciento. Aunque la cifra del PIB también fue ayudada por una fuerte acumulación de inventarios, el crecimiento contra el trimestre inmediato anterior sin el efecto inventarios hubiera sido de 2.3% en comparación con una contracción de 1% en el primer trimestre.

Otra cifra que mostró una recuperación importante fue la inversión fija residencial con un crecimiento de 7.5 por ciento.

A pesar de la sorpresa positiva en las cifras del PIB, los mercados financieros reaccionaron con un importante ajuste a la baja. Dicho ajuste pudo haber sido provocado por la expectativa de que la Fed podría tomar una postura más agresiva como resultado de la fortaleza inesperada de las cifras del PIB.

Esta percepción se acrecentó con las cifras del segundo trimestre del índice de precios subyacente de consumo personal (core PCE, en inglés), cifra preferida por la Fed para medir el comportamiento de los precios.

El core PCE registró un incremento anualizado de 2% durante el segundo trimestre, superando por primera vez el nivel objetivo de 2% de la Fed desde la primera mitad del 2012. El comunicado de la Fed que acompañó su más reciente decisión de política monetaria tomó un tono menos dovish, leído por el mercado como una señal de que la Fed podría comenzar a subir las tasas antes de lo esperado.