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“No me duelen los actos de la gente mala, me duele la indiferencia de la gente buena”: Martin Luther King

Desde hace tiempo he sostenido que el secreto mejor guardado del homo sapiens es su capacidad de adaptación, eso que hoy llaman resiliencia. Esa cualidad innata y personalísima asociada a los procesos biológicos y sociales ha permitido al ser humano ubicarse en la punta de los procesos de supervivencia.

La especie humana ha desarrollado cualidades de adaptación excepcionales que le han permitido crear entornos “vivibles” pero en condiciones de desigualdad. Cifras de la ONU muestran que la desigualdad en los ingresos está en aumento, ya que el 10 por ciento más rico de la población mundial gana hasta el 40 por ciento del ingreso total.

Esas cifras sugieren que el 82 por ciento de toda la riqueza creada en 2017 fue al 1 por ciento de la población más privilegiada económicamente, mientras que el 50 por ciento en los estratos sociales más bajos no vio ningún aumento en absoluto.

Las cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) indican que la desigualdad de ingresos en los países que la integran, México entre ellos, se encuentra en su nivel más alto en los últimos 50 años. El ingreso promedio del 10 por ciento más rico de la población es aproximadamente 9,5 veces más alto que el del 10 por ciento más pobre. La desigualdad de riqueza es aún más pronunciada, con el 10 por ciento superior que posee la mitad de la riqueza total, mientras que el 40 por ciento inferior tiene solo el 3 por ciento.

La caída de la cortina de hierro soviética trajo a la luz, la incompetencia del sistema comunista para reducir los niveles de pobreza y desigualdad, sin embargo, la realidad también ha revelado que el capitalismo tampoco ha podido remediar esos problemas. En México y en el mundo, pobreza y desigualdad no cesan, al contrario, se incrementan de manera irremediable.

El llamado neoliberalismo impulsado en la década de los 80 desde Reino Unido y Estados Unidos, justo 30 años después, nos muestra que esta corriente económica no ha podido tampoco reducir los niveles de desigualdad en el planeta, al contrario, los ha incrementado.

El sociólogo Anthony Giddens ya proponía también desde hace 30 años, la “Tercera Vía”, una alternativa más allá del comunismo y del capitalismo. Es un hecho que la academia y los “Think Tanks” exploran nuevos caminos sociales que permitan incrementar los niveles de igualación mundial.

Hay quienes proponen que la vía post-moderna de “salvar” al capitalismo es darle una fase social, es decir un “capitalismo social”.

Concepto que tampoco es nuevo, ya que en su momento el ex Presidente Carlos Salinas mencionaba de manera frecuente el término “liberalismo social” que, desde su propuesta, pretendía vincular en su fase progresiva los beneficios del capitalismo hacia los menos favorecidos, que siguen siendo en México, casi la mitad de sus pobladores.

A estas alturas de la historia humana, el homo sapiens enfrenta dos riesgos para su supervivencia: una guerra nuclear y el cambio climático. James K. Galbraith, catedrático de la Universidad de Texas en Austin, asegura que, en el contexto de un nuevo milenio, es necesario crear una económica capaz de conjugar recursos, estabilidad y medio ambiente, ya que de ello depende la supervivencia del ser humano.

Me gustaría llamar a esa ciencia, la “economía climática”, ya que el cambio climático no solo se encuentra vinculado con los riesgos y las amenazas del medio ambiente planetario, sino que en su fase exponencial está alterando el sistema económico, social y político mundial. Salud, turismo, agua, vivienda, migración, no son temas ambientales, pero son asuntos que ya están impactados por el cambio climático. Por ello, urge redimensionar el sistema económico hacia un enfoque climático. Hacia una economía climática que de manera transversal busque y proponga soluciones que permitan resolver los problemas de sostenibilidad que como especie enfrentamos.

La fase capitalista de expansión parece haber llegado a su fin, y en la actual coyuntura, requiere construir variables de acompañamiento entre desarrollo y desigualdad. El Presidente López Obrador en algo tiene razón cuando expresa que no puede haber crecimiento económico, si la mayoría, no disfruta de sus frutos. Continuará…

De la libreta
a) Genero García Luna y Manuel Bartlett, en algo se parecen, son la expresión más acabada de los dinosaurios que crea el sistema político mexicano. García Luna, negociará su libertad empinando a Fox y a Calderón. Bartlett con mayor habilidad, se ha hecho millonario durante su larga trayectoria política. Hay límites y diferencias entre legalidad y legitimidad. Ilegal e ilegítimo el legado de García Luna. Legal e ilegítimo el de Manuel Bartlett.

b) Serios problemas de comunicación tienen los integrantes de la 4T. El Presidente López Obrador es el mejor vocero de sí mismo y la mañanera es un ejercicio vibrante que con fallas, es una expresión de la apertura de su gobierno. Sin embargo, el Presidente no puede ni sabe todo, por eso hay secretarios, subsecretarios, directores, coordinadores. Para comunicarse hay que compartir, informar y clarificar, y en eso, están fallando. Un caso, el INSABI.