Elecciones 2024
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Que la estimación de crecimiento económico para México de los analistas que consulta el Banco de México mejore de 2.40 a 2.41% es toda una noticia, sobre todo cuando la constante durante los últimos tres años y medio ha sido lo contrario, una baja constante.

Desde que inició esta administración, no ha habido otra práctica de los pronosticadores que empeorar sus expectativas. Tan sólo para este año, las estimaciones empezaron cercanas a 4 por ciento. Por eso la importancia del freno en esa baja.

Hay datos que arrojó la economía, al cierre del primer trimestre, que podrían sustentar esta chispa de optimismo, aunque los datos del comportamiento de la economía de Estados Unidos podrían invitar a la prudencia en los meses por venir.

Hay una parte de la encuesta donde los 36 consultados pueden elegir entre una lista de calamidades que pueden frenar el crecimiento de la economía mexicana. Tiene algún tiempo de que las principales causas son externas y es perfectamente comprensible.

La debilidad del mercado externo y la economía mundial es la primera respuesta y lo ha sido desde por lo menos hace ocho meses; la segunda calamidad es la inestabilidad financiera mundial, también una constante desde el verano del año pasado.

Los precios del petróleo están ahí, en un tercer lugar, de la mano de un factor meramente interno, que es la plataforma de producción petrolera. Estos dos hechos combinados explican por qué detonó la crisis que se venía gestando en Petróleos Mexicanos desde hace años.

Enseguida aparece otro factor meramente interno, que había estado ausente durante mucho tiempo. Si a mí me consultaran para esta encuesta, nunca habría soltado la respuesta de la ausencia de cambio estructural en México como uno de los factores que pueden obstaculizar el crecimiento de este país.

Por eso lo repito por esta vía con frecuencia. México necesita cambios más allá de una extraordinaria reforma energética lograda y una oportuna reforma en telecomunicaciones.

Pero esos dos cambios fueron como espejitos para muchos que se sintieron complacidos con los cambios que movieron a México.

Es ahora la parálisis que patrocinó el Senado de las leyes anticorrupción y hasta del uso medicinal de la mariguana lo que revivió el tema entre los expertos en economía.

La ausencia de una reforma fiscal da sentido a la respuesta de los analistas del freno que implica para la economía la política fiscal que se está implementando.

Pero no hay duda, mientras en México no se combata la corrupción, la falta de Estado de Derecho y hasta la anarquía que priva en muchas áreas y actividades del país, siempre habrá un fuerte lastre para crecer.

Ojalá se redimensione la ausencia de los cambios estructurales en México como un factor que frena la economía, tanto en esta encuesta como en el ánimo general de la población.

Porque está claro que sólo con presión de los ciudadanos, de los electores, es como la clase política reacciona para hacer las cosas. Si no tienen un costo en sus intereses, simplemente no las hacen.