Hay momentos en que correr es un delito. Florestán En medio del actual momentum que viven el país y el gobierno federal, ha tomado auge un nuevo tipo de impunidad: los embozados que se dicen desde normalistas a militantes de las coordinadoras de maestros, y ahora autollamados anarcos. Y no es que sean nuevos, no. Lo … Continued
Hay momentos en que correr es un delito. Florestán
En medio del actual momentum que viven el país y el gobierno federal, ha tomado auge un nuevo tipo de impunidad: los embozados que se dicen desde normalistas a militantes de las coordinadoras de maestros, y ahora autollamados anarcos.
Y no es que sean nuevos, no. Lo que pasa es que ahora han mejorado sus esquemas de operación y organización, estrategias, vestimentas y discurso, y han incrementado su tono violento.
Los hemos visto operar en Oaxaca, algunos en Morelia, pero más violentamente en Chilpancingo, con una virulencia que va más allá del perfil de maestros o de alumnos. Y también en la Ciudad de México donde tuvieron su estruendosa presentación en sociedad el 1 de diciembre de 2012, tras la toma de posesión de Enrique Peña Nieto como presidente de México y provocaron destrozos en la avenida Juárez, tras chocar con granaderos frente a Bellas Artes, cuando les impidieron el paso al Zócalo.
Fueron, entonces, varios los detenidos y consignados que contaron con la complicidad de la mayoría perredista de la Asamblea Legislativa que modificó la ley para convertir sus delitos graves, en no graves, salir de la cárcel y evadir el proceso.
Desde entonces, con una ley a la medida, intensificaron su presencia y violencia como vimos la tarde de la quema de la puerta central de Palacio Nacional, o los hechos, en la misma plaza del Zócalo la noche del 20 de noviembre o los enfrentamientos cerca del aeropuerto aquella mañana, o el vandalismo de este lunes, cuando desde Florencia hasta Insurgentes, atacaron todos los comercios en la lateral de Reforma, incluidos tiendas, restaurantes y cafeterías con personas en su interior, lo que nunca habían hecho.
Y todo en el marco de la más cómplice impunidad.
No sé cuál será el siguiente nivel de esta escalada violenta de unos pocos, cierto, pero muy violentos e intocables, intocados.
Pero lo darán.
RETALES
1. CAMBIOS. Se realizaron ajustes en los niveles dos, tres y cuatro de la cúpula militar: el general Noé Sandoval, fue designado subsecretario de la Sedena; Gilberto Hernández, oficial mayor, y el también general Daniel Velasco, en la posición clave de inspector y contralor general del Ejército y la Fuerza Aérea. Pero todo sin una explicación, ni siquiera consignan los nombres de los relevados, vacío que siempre llenan las suposiciones;
2. FALSOS. La delegación Miguel Hidalgo dice que la constructora ABILIA, tira árboles en calles de Polanco con un permiso falso y Víctor Romo se lava las manos en lugar de investigar, en todo caso, este delito penal de falsificación de documentos oficiales, como dice; y
3. DENUNCIAS. Tras los hechos vandálicos del lunes, la procuraduría enfrenta un problema: los afectados, bancos y comercios no presentan denuncia, por lo que no procede el delito de daño en propiedad ajena. Dicen que el seguro les paga.
Nos vemos mañana, pero en privado