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El COVID-19 es el puntillazo: el toro de la economía mexicana estaba muerto desde la cancelación del aeropuerto de Texcoco, calificada en noviembre de 2018 por Financial Times como “una de las peores estupideces en la historia económica contemporánea”.

Sin embargo, el aeropuerto que, en lugar del de Texcoco construye este gobierno en Santa Lucía, no sólo costará 700 millones de dólares más, sino que, en la peor crisis económica en la historia del país, este gobierno le meterá 27 mil 574 millones de pesos más.

Así aparece en los “Pre-Criterios de Política Económica para 2021”, y representa un incremento de ¡mil 342 por ciento! para el aeropuerto de Santa Lucía, bajo el rubro de “modernización y rehabilitación de infraestructura aeroportuaria y de conectividad”.

Ese incremento de mil 342 por ciento de recursos para el aeropuerto civil que construyen los militares, se produce en momentos en que Fitch Ratings coloca la calificación crediticia de México a un escalón de perder el grado de inversión.

Es, para citar la canción favorita en Palacio: “La necedad de lo que hoy resulta necio”, como dice la letra de El necio, de Silvio Rodríguez, quien vino como invitado a cantarla en La Chingada, los días previos a la toma de posesión del actual mandatario.

Porque el documento “Pre-Criterios de Política Económica para 2021” fue elaborado por el gobierno en el actual contexto de crisis sanitaria y económica, a la que se suma una baja en los precios del petróleo. O sea, más dinero a gastar, en un contexto casi sin dinero.

Y no sólo es el dispendio en el aeropuerto que construye el Ejército y en el que el Ejército manejará hasta las casas de cambio: el aumento de los recursos será homérico para las obras prioritarias del gobierno.

Por ejemplo, al Tren Maya va un incremento del 969 por ciento, pues pasará de dos mil 500 con que cuenta este año, a 26 mil 730 millones para el próximo. Todo eso, mientras la depresión económica ahoga a las PYMEs y destruye nuestra planta productiva.

Pero es notoria la insistencia de tirar dinero en el tema del aeropuerto, pues ya en noviembre de 2018 la cancelación le costó al contribuyente mexicano 200 mil millones de pesos en indemnizaciones a la empresas que habían invertido.

Sin embargo, en noviembre de 2018 la 4T era supermillonaria, gracias ha recibir abarrotados los caudales de manos de los neoliberales conservadores: Fondo de Estabilización, Fideicomisos, Reservas Internacionales. Hoy, en cambio, la 4T está quebrada.

Quebrada, pero manirrota e insistente en sus objetivos. “Ya saben que yo soy terco”, advirtió el presidente el 1 de marzo pasado en un acto en Tabasco.

Gastará lo que no tiene.