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La sentencia de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre cuatro amparos para permitir a sus promotores el cultivo, transporte y consumo personal de mariguana por motivos recreativos o lúdicos (de placer) cierto no es una legalización para que cualquier persona ande por la calle o en sitios públicos fumando un carrujo, pero si el espacio para un permiso legal bajo premisas que todavía quedarán sujetas a la interpretación, al sentar bases para una jurisprudencia, aunque ahora queda como tesis aislada.

Y la jurisprudencia, debe recordarse hasta la saciedad, atiende a la oscuridad o vacíos que no han cubierto o querido cubrir los legisladores o los poderes ejecutivos. Y por tanto se convierte en ley.
En adelante lo que habrá que esperar es que en los juzgados de distrito empiecen a aparecen amparos uno a uno, tomando la sentencia de la Corte como el referente para el cultivo, consumo y transporte personal de la mariguana.
Aquí habrá un nuevo frente de discusión pues el Consejero Jurídico del Gobierno Federal, Humberto Castillejos, asegura que jueces y tribunales colegiados no están obligados a acatar esta sentencia “ya que no equivale a jurisprudencia”. No es jurisprudencia definida, precisó.
Los promotores de los amparos o mejor dicho de la iniciativa para permitir el consumo de la mariguana han dado la vuelta a la Ley General de Salud y muchas legislaciones y reglamentos federales, estatales y municipales que si bien no implican una despenalización, generan un abanico de tolerancia y de quitar peso a la comercialización en manos de los traficantes de droga.
Esto implica la necesidad de una tremenda acción de comunicación para no desvirtuar el sentido de la sentencia, ni sus alcances y limitantes.
Quien desee consumir con permiso legal la mariguana deberá seguir un proceso judicial a través del amparo; y aquella autoridad federal o local que quiera interpretar esa permisividad tendrá que contar con lineamientos precisos para evitar abusos o distorsiones.
Muchos temas relacionados con la salud pública son, cierto, responsabilidad del Estado pero primordialmente de responsabilidad individual.
El consumo desmedido de alcohol es causa de gran cantidad de enfermedades, principalmente la cirrosis; de igual manera el tabaco es causante de enfermedades pulmonares y cancerígenas; y el sobrepeso y obesidad que provoca diabetes y una serie de padecimientos crónico-degenerativos. Y en prácticamente todos los casos, el consumo y las consecuencias son responsabilidad primordial del usuario.
No es la excepción para quien consume drogas.

Ese es el sentido más trascedente de la sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación: la relevancia y defensa de las libertades individuales y el desarrollo de la personalidad.
México vive una sociedad diversa en que se han ido abriendo espacios de tolerancia no para hacerse de la vista gorda frente a diversas situaciones que inciden en la moral o morales públicas de los variadísimos grupos sociales del país –que es un mosaico multicultural-, sino para reconocer las diferencias en el actuar y el pensar en marcos de respeto.
El Estado tendrá un fuerte compromiso en advertir los riesgos del consumo excesivo y las consecuencias no sólo en la salud sino en las conductas delictivas asociadas al uso de estupefacientes, tal como ocurre con el consumo de alcohol.
La Secretaria de Salud, Mercedes Juan, es clara al señalar los efectos nocivos de la mariguana ya que tiene varios componentes que produce adicción y efectos cognitivos así como retraso de reacciones como el conducir al sistema nervioso central y otros daños a la salud.
Quien consuma mariguana y la cultive en sus propiedades –ahora con el permiso legal que sentará la tesis aislada y una eventual jurisprudencia- deberá tener claro que asume una responsabilidad sobre las implicaciones que se deriven del uso de la planta. De igual manera como aquél que, al tomarse unos tragos de alcohol, debería tener conciencia de que las conductas que deriven del consumo son plenamente su responsabilidad, sobre todo si afecta a terceros.
El legislativo y los reguladores tienen una fuerte tarea para poner en su justa dimensión esta sentencia. Hacer frente a esos nuevos vacíos o interpretaciones que dará la sentencia de la Corte.

Los gobiernos deberán advertir sobre los riesgos del consumo, especialmente el desmedido o combinado con otras drogas, incluido el alcohol. Y sostener los daños a terceros que pueden derivar de conductas personales al amparo de la libertad individual.
Los espacios hacia una legalización parecen estarse abriendo o al menos hacia una nueva perspectiva regulatoria. El Legislativo y el Ejecutivo tienen un gran reto para ponerse al frente en materia de regulación.
PostScriptum.- Al defender el cultivo y consumo de la mariguana, Vicente Fox Quezada hizo gala de su léxico chocarrero para advertir los riesgos de un consumo excesivo de la planta: “hasta que el se atasca de frijoles le da chorrillo”. Pues sí, todo exceso es malo.

@LuisAlbertoRodr
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