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El subsecretario federal de Salud, Hugo López-Gatell, llevó la voz cantante en la mañanera del martes (habló inclusive más que el Presiente), mientras que su jefe, Jorge Alcocer, titular de la dependencia, permaneció sentadito y calladito, en función virtual de florero.

La estampa importa porque López-Gatell, especializado en medicina interna y doctorado en epidemiología, es quien opera la nueva y atropellada política sanitaria que desde mayo del 19 ha desquiciado al más sensible sistema de atención pública de los mexicanos, parece no tener idea de lo que son los centros de alta especialidad, avala íntegramente las patrañas que sirvieron de coartada para cesar a Miguel Ángel Celis en la dirección del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía (al que considera “hospital”) y supone que el prestigiado neurocirujano debió tener aptitudes de administrador, contador, jefe de almacén y cajero.

Sin que se le preguntara, pero ante el escándalo y la indignación expresada y soterrada de la comunidad científica por la humillación de que fue sujeto el científico aludido, improvisó:“Quiero comentar algunos temas emergentes para disipar algunos efectos de la mala información que deliberadamente se ha hecho a lo largo de las semanas recientes”. Contó entonces que la Junta de Gobierno de ese centro de asistencia, enseñanza e investigación (¿quién le habrá dicho que hablaba de una especie de clínica o sanatorio?) “tomó la decisión importante de destituir al entonces director del hospital. Contrario a lo que se ha querido hacer ver, no es una decisión precipitada ni tiene que ver con eventos de los últimos 15 días. Tampoco con que el hospital pudiera haberse negado a integrarse al plan de gratuidad de todo el sector salud (sino) con algo que se ha estado analizando por más de cuatro meses, y es el desempeño de la gerencia del hospital. La idea es (que) una persona que dirige un hospital tiene que dirigirlo con eficiencia, con transparencia y al servicio de que funcione el hospital para que las personas sean atendidas. Lo importante es que sea un gerente efectivo…”.

Si bien la dirección de las instituciones implica la responsabilidad de que funcionen de manera correcta en todas sus áreas, la Secretaría de Salud escamoteó al doctor Celis un director de Administración solicitado ¡desde hace casi un año!Y López-Gatell dejó claro que el atropello puede ser mayor: “Como también hicimos del conocimiento público, existen procesos de investigación de distinta naturaleza, desde los que dependen del Órgano Interno de Control, y ha tomado cartas en el asunto la propia Secretaría de la Función Pública, están abiertas varias carpetas de investigación”.

Eludió responder cómo se va “a rescatar” al instituto, pero se curó en salud: “Tampoco existe prejuicio alguno contra los médicos, las médicas y las enfermeras” porque “son extraordinariamente importantes, son la esencia, son el corazón de las instituciones. Les tenemos enorme respeto…”.

Sí, Chucha, cómo no.