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Aunque el escenario más probable sigue siendo que la Fed esperará hasta junio para llevar a cabo el primero de los tres incrementos previstos en la tasa de referencia para este año, los eventos económicos de esta semana han incrementado de manera importante la probabilidad de un movimiento por parte de la Fed tan temprano como en su siguiente reunión que se llevará a cabo en marzo.

Janet Yellen, presidenta del Consejo de la Fed, concluyó su comparecencia ante el Congreso de Estados Unidos para presentar el reporte semi-anual de la Fed sobre política monetaria. A diferencia de hace exactamente un año, cuando el testimonio de Yellen se dio en medio un endurecimiento en las condiciones financieras a nivel global provocado por fuertísimo ajuste a la baja en los mercados y un incremento importante en la volatilidad, en esta ocasión el testimonio se dio en un contexto de mercados en máximos históricos y niveles de volatilidad sumamente bajos.

A pesar de la gran incertidumbre que hay sobre el rumbo de la política fiscal y comercial de Estados Unidos, la intervención de Yellen tuvo un tono más restrictivo de lo esperado. Yellen destacó que las condiciones macroeconómicas han mejorado lo suficiente.

Por otro lado, los datos económicos publicados que en su gran mayoría estuvieron por arriba de lo esperado por el mercado, dan mayor peso a las declaraciones más hawkish de Yellen ante el Congreso. Entre los datos destaca la inflación de enero, donde los precios al consumidor registraron un aumento de 0.6% con respecto a diciembre y de 2.5% con respecto a enero del año pasado. Asimismo, la inflación subyacente (es decir, la que excluye factores volátiles como energía y alimentos) tuvo un aumento anual de 2.3 por ciento. Ambos datos están por arriba del objetivo de 2.0% de la Fed.

Este repunte en la inflación no se gestó por choques exógenos del lado de la oferta ya que se da en medio de un entorno de mayor fortaleza en el consumo. Las ventas al menudeo durante enero crecieron 0.4% con respecto a diciembre, lo cual superó ampliamente al consenso de expectativas que se ubicaba en 0.1 por ciento. Adicionalmente, el dato de ventas al menudeo de diciembre fue revisado de 0.6 a 1.0 por ciento. Esta situación, aunada al buen desempeño de las cifras de empleo de los últimos meses y la posibilidad de una política fiscal más expansiva, han prendido las luces de alerta dentro del Comité de Mercado de Abierto de la Fed (FOMC). Para los votantes más hawkish del FOMC, la falta de acción podría poner a la Fed detrás de la curva, alimentando una burbuja financiera y restando importancia a la posibilidad de un repunte inflacionario.

Inmediatamente después del primer día de comparecencia, los mercados reaccionaron ante el tono más restrictivo de Yellen, los bonos del tesoro de Estados Unidos tuvieron un repunte en su tasa mientras que el dólar se fortaleció ligeramente. Estos movimientos se vieron reforzados después de la publicación del dato de inflación y de ventas al menudeo. Aunque la dependencia de los mercados accionarios a la política monetaria ha disminuido ante la expectativa de un mayor impulso fiscal y un impacto positivo por la desregulación de ciertos sectores, cabe destacar que el comportamiento reciente sigue siendo complaciente y vulnerable a un ajuste.