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La votación arrojó un resultado casi unánime por mantener las tasas.

El jueves pasado la Reserva Federal (Fed) dio a conocer su sexto anuncio de política monetaria del año donde mantuvo la tasa de interés de referencia sin cambio.

A diferencia de todas las reuniones anteriores de los últimos siete años, en esta ocasión la decisión de la Fed no estaba totalmente descontada por el mercado. Aunque los futuros asignaban una probabilidad de aproximadamente 30% a que el Comité de Mercado Abierto (FOMC) subiría la tasa por primera vez desde junio del 2006, varios especialistas anticipaban un alza.

Como explicamos en este espacio la semana pasada, la Fed probablemente contaba con suficientes argumentos para comenzar el ciclo de alzas en la tasa de interés; sin embargo, la reciente volatilidad en los mercados, la debilidad de la economía global, los niveles de inflación persistentemente bajos y la fuerte apreciación del dólar pesaron más en la decisión de los miembros del Comité de Mercado Abierto.

Tal vez una de las sorpresas más significativas fue que la votación arrojó un resultado casi unánime por mantener las tasas sin cambio, ya que 15 de 17 miembros votaron en este sentido. Esto contrasta con lo reflejado en las minutas de la última reunión de la Fed donde parecía que el debate sobre cuándo subir las tasas se tornaba más cerrado.

Adicionalmente, el comunicado de la Fed presentó muy pocos cambios con respecto al de la reunión anterior, siendo la única novedad un párrafo argumentando que la reciente volatilidad financiera y debilidad económica global podrían restringir la actividad económica en Estados Unidos y presionar la inflación a la baja.

Aunque todos estos factores que hemos mencionado seguramente pesaron en la decisión de la Fed de mantener la tasa sin cambios, en la opinión de este columnista, lo que más pesó en la decisión es que la Fed ha querido evitar, a toda costa, sorprender al mercado con una decisión que, aunque parcialmente justificada, no estaba descontada.

¿Qué podemos esperar de aquí hacia adelante? Podemos esperar una Fed cautelosa que estará monitoreando cinco factores clave: i) el ritmo de crecimiento del empleo y los salarios; ii) el comportamiento del dólar; iii) los precios de las materias primas; iv) el entorno global en términos de volatilidad en los mercados, movimientos de capitales y crecimiento económico, y v) las expectativas del mercado sobre el siguiente movimiento. De todos estos factores, parecería que el más importante es el último.

El día después del anuncio de la Fed, el mercado de futuros asignaba una probabilidad de alza de apenas 18% en octubre y una de 46% en diciembre. Esto contrasta con la probabilidad de 60% para diciembre que asignaba el mercado el día antes de la decisión de la Fed.

Claramente, el mercado ha interpretado la decisión de la Fed como una señal más dovish, es decir, más acomodaticia de lo que se esperaba. Queda claro que la reunión de octubre es demasiado cercana para obtener información nueva que pueda convencer a la Fed de actuar para esa reunión y que será probablemente hasta diciembre cuando venga la decisión complicada para la Fed.

Aunque hoy la probabilidad de un alza en diciembre es menor a 50%, de acuerdo con los futuros, las intervenciones en diferentes foros por parte de miembros de la Fed en los próximos meses y el comunicado de la reunión de octubre podrían alterar de manera determinante esta cifra. Aunque todo indica que Janet Yellen aún favorece el primer movimiento antes de fin de año, el mercado podría obligar a la Fed a posponer esta decisión hasta el 2016.