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La intervención del presidente de la Fed, Jerome Powell, en la versión virtual del Simposio Anual de Política Monetaria organizado por la Fed de Kansas City, confirmó el inicio de una nueva era aún más acomodaticia (dovish) para la Fed con el anuncio de un nuevo marco de referencia para la toma de decisiones de política monetaria.

El anuncio fue parte de una revisión de la estrategia de política monetaria de la Fed que comenzó a principios del 2019 y que busca adaptar el uso de las herramientas a disposición de la Reserva para cumplir de manera más eficiente con el objetivo dual de estabilidad de precios y pleno empleo ante los retos impuestos por el contexto actual.

En su intervención, Powell enfatizó que entre 1970 y el 2007, la principal preocupación de la Fed fue el combate a la inflación y que sus herramientas de política monetaria estuvieron principalmente enfocadas en fomentar la estabilidad de precios y anclar las expectativas de inflación de largo plazo.

La Fed de Paul Volker y Alan Greenspan alcanzaron estos objetivos de manera exitosa. Sin embargo, a partir de la Gran Recesión del 2008-09, la Fed se vio obligada a enfocar sus baterías en evitar un escenario de deflación y generar las condiciones necesarias para impulsar el pleno empleo.

Ante el contexto extraordinario de la Gran Recesión, la Fed se vio obligada a ampliar su arsenal de herramientas de política monetaria reduciendo las tasas de interés de referencia a cero e instrumentando un programa de inyecciones de liquidez sin precedentes.

Este giro era, en principio, de carácter temporal y la Fed comenzó lentamente a normalizar su política monetaria en el 2016. Sin embargo, en el 2019 tuvo que meter reversa ante la amenaza de una fuerte desaceleración económica impulsada por las tensiones comerciales a nivel global. Aunque el 2020 comenzó como un año de buenas expectativas, la pandemia obligó a la Fed a reactivar e inclusive ampliar las medidas de estímulo monetario.

En este contexto inédito de incertidumbre económica a nivel global, la Fed ha dado un paso adicional para modificar el marco de referencia para la toma de decisiones de política económica, que en principio anticipa una mayor tolerancia a niveles de inflación más altos.

La modificación consiste en cambiar el objetivo de inflación de la Fed, que durante muchos años ha sido 2%, a un objetivo “promedio de 2 por ciento”. Aunque la redacción es ambigua, la esencia del cambio es que, en caso de ser necesario, la Fed podría mantener las tasas de interés de referencia en niveles por debajo de su nivel neutral aún y cuando la inflación supere el objetivo de 2 por ciento.

De esta manera, si la inflación fue inferior a 2% durante un periodo de debilidad en la actividad económica, la Fed toleraría una inflación superior a 2% en la etapa de recuperación. En el contexto actual, esto significa que la Fed mantendrá las tasas de interés en su nivel actual, cercano a cero, aún y cuando la inflación supere 2 por ciento.

En pocas palabras, tendremos una Fed más dovish por más tiempo, con los riesgos que esto implica para la posible creación de burbujas financieras.

Hoy más que nunca, “Don’t fight the Fed”.