El dos de junio fuimos a votar en unas elecciones que nadie esperaba que transcurriesen con la serenidad y civilidad que se dieron
Por lo general, yo escribo estas letras el día anterior de que se hacen públicas; quiero saber un poco más de lo que voy a hablar para decantar lo que sé, que es un poco menos. Hoy es una situación excepcional. Estoy escribiendo sobre lo que inevitablemente va a pasar y no sobre lo que pasó. Abundo:
En el emblemático cinco de febrero de este año, el presidente López se lanzó agresivo con una serie de iniciativas legales, cuyo objetivo principal era destruír las instituciones que estuvieran fuera del dominio directo e incuestionado de la presidencia: el legislativo y -especialmente- el judicial.
El dos de junio fuimos a votar en unas elecciones que nadie esperaba que transcurriesen con la serenidad y civilidad que se dieron. Los resultados ya no son tema de conversa pero siguen siendo objeto de análisis. El fracaso de la coalición de opositores se debió indudablemente al desprestigio de los partidos políticos que la suscribieron. Eso no tiene mayor importancia que la necesaria desaparición del PRI y la efundación del PAN, si es ello posible. Pero eso pertenece al pasado. Lo que debe importaros es el porvenir.
El futuro inmediato se ha colocado súbitamente alrededor de la primera desavenencia del presidente y la presidente que no quieren confesarlo abiertamente. El poder judicial. Uno de los primeros pronuciamientos de la señora Sheinbaum, fue que era necesario hacer una consulta amplia, con la participación de todos los expertos posibles en materia judicial, antes de lanzar la propuesta de Lopitos de que todos los jueces y juezas fuesen electos por voto directo de los ciudadanos. Plebe al poder, pues. Plebiscito.
Ante esa divergencia, el presidene López y sus mercachifles lanzaron el viernes pasado la convocatoria a una “encuesta” entre unos cuatro mil ciudadanos para decidir cual de los dos presidentes tenía la razón. Dice un amigo mío que el buen juez por su casa empieza: en ese momento empieza a construírla.
Comencé este escrito diciendo que nunca me he dedicado a la adivinanza o el presagio; lo sostengo, pero puedo vaticinar que hoy lunes el resultado de la encuesta del presidente López es soviéticamente inequívoca: el 136 por ciento de los encuestados está de acuerdo con el presidente López. Diputados y senadores aprobarán la reforma constitucional que consolidará la fusión de los tres poderes en uno solo, el de la presidencia.
Así anda uno de adivino.
PARA LA MAÑANERA, porque no me dejan entrar sin tapabocas): Aunque resulte divertido, la serie de fracturas entre las fuerzas políticas que quieren llamarse oposición, es trágica. Entre los desaparecidos y los inconformes, como la señora gobernadora de Nuevo León con aceptación de la derrota con rimmel y todo, resulta que todos los uq deestan a Lopitos y su legado no tienen un pinche pensamiento al cual adherirse.