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En un antiguo coto de caza de 900 hectáreas de valles, colinas boscosas y parajes naturales, apenas a 10 minutos de Marbella, se había refugiado Emilio Lozoya Austin. El exdirector general de Petróleos Mexicanos pasó más de nueve meses prófugo. En Nueva York —donde residió antes de convertirse en uno de los funcionarios más influyentes del peñismo— era impensable que tuviera refugio, no obstante sus contactos de alto nivel.

Entre Suiza y Alemania, junto con su esposa, sus hijos y su madre, pasó las primeras semanas de su exilio, perseguido por la Cuarta Transformación. Algunas versiones periodísticas lo ubicaron en Rusia, aunque las autoridades mexicanas nunca encontraron evidencia fehaciente de su paso por Europa del Este.

Lozoya Austin —acompañado, de acuerdo con versiones todavía no confirmadas— era residente de La Zagaleta, “la urbanización más exclusiva de Europa”, según reportó el diario madrileño El Mundo. Dos campos de golf, una escuela de equitación y “un animado centro social” en el corazón de la Costa del Sol preservaban su bienestar. De su seguridad, respondían los guardias del lujoso complejo.

El aeropuerto más cercano, en Málaga, a 53 minutos en auto. La Golden Mile, de Marbella, a 21 minutos. En una situación de urgencia, podría enfilar hacia la autopista AP7, rumbo al puerto de Cádiz y de allí a Gibraltar. Y de allí…

Los residentes de Zagaleta, como el exfuncionario mexicano, tardan 15 minutos en yate para llegar a las playas del Mediterráneo y disfrutar del glamur de Puerto Banús o las comodidades de la marina de Cabopino.

Lejanos, aquellos tiempos cuando Lozoya Austin llegaba a su oficina, en el piso 43 de la Torre Pemex, en helicóptero. El puente aéreo entre Marina Nacional, Polanco y las Lomas fue de una frecuencia alucinante durante su estancia, de apenas cuatro años, al frente de la paraestatal. Sólo otro funcionario del peñismo —el exdirector general de CFE Enrique Ochoa Reza— tuvo una bitácora de vuelos tan abultada.

Oficiales de Málaga identificaron al exdirector general de Pemex. Y con la intervención de agentes de la Policía Nacional, especializados en localización de fugitivos, planearon el operativo para detenerlo. Hasta que salió del exclusivo resort, como pasajero de una camioneta SUV, pudieron cumplir la orden de captura.

Al principio no lo reconocieron, por las gafas oscuras. Detuvieron el vehículo y de inmediato se enfocaron en el pasajero, quien se identificó con una licencia tipo A de la CDMX expedida el 11 de noviembre del 2018, a nombre de Jonathan. La fotografía en ese carnet de conducir era suya, de traje y corbata, de sus épocas al frente de Pemex.

“Gracias a la excelente colaboración existente entre la fiscalía mexicana y la Policía Nacional española se obtuvieron indicios que situaban al fugitivo en diferentes localidades españolas”, se reveló ayer en Madrid, “si bien el alto poder adquisitivo y sus lazos internacionales complicaban su localización. Las investigaciones llevadas a cabo por la Policía Nacional se prolongaron durante nueve meses, hasta que a principios del 2020 se pudo situar al prófugo en la provincia de Málaga”.

Esposado, llegó al precinto y después de una primera revisión fue escoltado por dos oficiales del Cuerpo Nacional de Policía a los separos de la comisaría provincial. Lozoya Austin sería presentado ante el magistrado Ismael Moreno Chamarro, titular del Juzgado Central de Instrucción 2, en Madrid. Al cierre de este espacio, todavía no comenzaba la audiencia donde el exfuncionario peñista rendiría su declaración.

Efectos secundarios
MONUMENTAL. De la crítica al pasado, a la repetición de los errores. El Fondo Mixto de Promoción Turística de la CDMX convocó a la tercera edición de México en el Corazón de México, la feria turística que concita a expositores de las 32 entidades de la República. El zócalo capitalino albergará durante dos semanas la Gran Pirámide, estand gigante que incluso tendrá una sala de cine, y una megainstalación llamada Gran Serpiente. Pero la titular del organismo, Paola Félix Díaz, está absorta en defenderse de las acusaciones —por presunto daño moral— formuló el alcalde de Cuajimalpa, Adrián Rubalcava, en su contra.

CORRECCIONES. Gerardo de Icaza lleva seis años en Washington DC al frente del Departamento para la Cooperación y Observación Electoral en la OEA. Allá seguirá, por motivos familiares y profesionales, por lo que debe descartársele entre los prospectos al Consejo General del INE. “En este momento mi compromiso con la OEA y el fortalecimiento democrático de la región es total”, delimitó.

OMISIONES. Ha pasado un año del asesinato de Gerardo Sosa y sigue pendiente la promesa del gobernador de Hidalgo, Omar Fayad, de resolver el caso y castigar a los responsables.