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En 2015, México recibió 28,300 millones de dólares en inversión extranjera directa. En el mismo periodo, Brasil captó 75,080 millones; China 126,270 millones e India, 34,900.

¿Qué ocurre? México no ha logrado colocarse como uno de los destinos estrellas de la inversión a escala mundial. Dos factores ayudan a explicar esto: la baja presencia de China y la insignificancia de las inversiones extranjeras en el sector energético. La captación de inversión directa desde China era uno de los objetivos al comenzar el sexenio. No ha habido avances significativos. El Dragón tiene menos capital invertido en México que en Nicaragua, Panamá o Bolivia, qué decir de Brasil, Argentina o Perú.

En el caso del sector energético, la baja en los precios internacionales ha puesto una pausa en los grandes planes. Se esperaba que la reforma detonara inversiones superiores a los 10,000 millones de dólares anuales. Estas no han llegado. Una vez que pase la fase bajista del ciclo de los precios del petróleo, quizá estas inversiones se reflejarán en nuestras cuentas nacionales. Tal vez, en ese momento, México pasará a otro nivel en la captación de la Inversión Extranjera. Tendremos un piso mucho más alto. En la categoría de los 30 o 35 mil millones de dólares.

¿Por qué importa la captación de la IED? Una de las características más importantes de este tipo de inversiones es su resiliencia a las malas rachas económicas. Es significativo que Brasil mantiene una captación de recursos que es 2.5 veces mayor que lo logrado por México, a pesar de la severidad de su crisis. Ellos registraron un decrecimiento en 2015 que se repetirá en forma de PIB negativo para el 2016. También a pesar de los malos resultados en estudios mundiales como el Doing Business o el índice de competitividad del World Economic Forum. En ambos indicadores, México tiene amplia ventaja sobre los sudamericanos.

Otro aspecto positivo de la IED es su papel como detonador de cambios cualitativos positivos en las regiones receptoras. Las empresas que llegan transfieren conocimiento, tecnología y forman recursos humanos capaces de trabajar en un entorno de negocios más sofisticado. Hay un antes y un después de Volkswagen para Puebla; un antes y un después de la industria electrónica para la zona metropolitana de Guadalajara y un antes y un después de la industria automotriz para El Bajío.

La Inversión Extranjera Directa de 2015 creció 25% en 2015 para México. Pasar de 22,600 millones a 28,300 millones es algo bueno pero no es suficiente, entre otras cosas porque no basta con compararnos con nosotros mismos. En este rubro seguimos jugando en una Liga inferior a la de China y Brasil. ¿Qué nos falta?