El sentimiento de haber quedado protegidos por el T-MEC, un refugio ad hoc, frente al estremecimiento global, se diluyó. Mejor dicho, mostró su debilidad frente al tamaño de la sacudida
México vivió por unas horas un sentimiento de triunfo y excepcionalidad, frente a la ofensiva arancelaria de Trump contra el mundo.
Pareció salir bien librado del Día de la Liberación de Trump, y hasta en posición de tomar una ventaja inesperada por la golpiza de Trump a países como Vietnam, que había captado mucho del nearshoring salido de China, y al que México podría sustituir bajo el escudo del T-MEC, aprovechando su menor daño arancelario.
El peso se apreció rápido, rompió hacia abajo la barrera de los 20 pesos por dólar y los observadores profesionales, bancos y especialistas, subrayaron la posición relativa de México en el contexto de la guerra comercial que viene.
La presidenta Sheinbaum juzgó oportuno el momento de relanzar su Plan México y lo hizo en un acto político, muy parecido a los que antes se llamaban “de unidad nacional”, al que no faltó ninguna de las fuerzas vivas y donde todo fue adhesión y optimismo.
La reacción global a la guerra de Trump, sin embargo, fue tan rápida y tan profunda que se la comparó pronto con la de 1929, en el arranque de la Gran Depresión.
Hubo un desplome histórico en las bolsas, un desplome histórico del optimismo global y un ascenso histórico de la incertidumbre sobre el mundo que viene.
La ola de pesimismo global le pegó muy rápido a México, el peso volvió en un día a los 20.50, y apareció en la opinión pública especializada el hecho de que México también fue golpeado en esta ronda con aranceles difíciles de vencer, aparte de que está en un pronóstico de crecimiento cercano a cero para 2025 y enfrentará, pronto, no una revisión sino una renegociación del T-MEC.
Vale decir: un periodo de incertidumbre ampliado.
El sentimiento de haber quedado protegidos por el T-MEC, un refugio ad hoc, frente al estremecimiento global, se diluyó. Mejor dicho, mostró su debilidad frente al tamaño de la sacudida.
La tormenta es tan global que no hay refugios nacionales, ni siquiera para Estados Unidos, que puede caer en una recesión de su propia economía, con severos impactos para sus socios del T-MEC.
¿Intocados bajo la tormenta? No, parece que no hay tal lugar.