Minuto a Minuto

Nacional ‘Milton’ ha afectado suministro eléctrico a más de 12 mil usuarios en Yucatán y Campeche
La CFE actúa en coordinación con las autoridades de Protección Civil para determinar que no exista riesgo para la ciudadanía ni para el personal en las labores de restablecimiento
Nacional A dos semanas del impacto de ‘John’ en Acapulco, aparecen problemas de salud entre la población
Tras el impacto de 'John', en Acapulco personas padecen problemas de salud como ansiedad, depresión y estrés
Nacional Presidenta Claudia Sheinbaum alerta a la población por el paso de ‘Milton’
La presidenta Claudia Sheinbaum llamó a la población a permanecer al pendiente de la información de Protección Civil ante el paso de 'Milton'
Nacional ONU-DH lamenta asesinato de Alejandro Arcos, alcalde de Chilpancingo
La ONU-DH llamó a una "investigación pronta y eficaz" para lograr la justicia en el asesinato de Alejandro Arcos, alcalde de Chilpancingo
Internacional Australia recuerda a víctimas del ataque de Hamás en Israel
Australia rindió tributo a los mil 200 israelíes muertos el 7 de octubre de 2023, al cumplirse el primer aniversario del ataque de Hamás

El actual gobierno tomó como estrategia legislar en el Congreso contra la Constitución.

Kafka podría escribir una parábola con eso. Ibargüengoitia, una crónica kafkiana. Jeremías, un lamento. Casandra, una profecía oscura.

El hecho es increíble:

En uso y abuso de su mayoría en el Congreso, el actual gobierno se ha dedicado a producir, como embutidos, leyes inconstitucionales.

Premeditadamente.

Sus bancadas mayoritarias aprueban leyes y decretos a sabiendas de que violan la Constitución.

Lo hicieron con la ley eléctrica y con las leyes electorales. Y lo hicieron con quince o dieciséis ordenamientos en el último periodo de sesiones, que terminó ayer.

La fábrica de embutidos pasó este fin de semana de los diputados a los senadores. Los dos hicieron historia; obedecieron a su Presidente como nunca, con orgullosa y combativa postración.

Los senadores fueron físicamente a Palacio Nacional a recibir instrucciones y salieron de ahí galvanizados, como un solo hombre y como una sola mujer, y se fueron, no a su sede oficial, donde estaba la oposición, sino a un recinto alterno, donde pudieron despachar en tandas continuas, según la instrucción recibida.

Ni en la Cámara de Diputados ni en la de Senadores el gobierno tiene mayoría suficiente para cambiar la Constitución (dos tercios).

Pero en las dos tiene mayoría suficiente (la mitad más 1) para cambiar leyes generales o secundarias. Esta última es la facultad que han usado para aprobar leyes secundarias que violan la Constitución, sea por su articulado, sea por el proceso legislativo de su aprobación.

La mecánica es clara: para no cumplir la ley fundamental, el gobierno manda aprobar leyes secundarias, contradictorias con la constitución.

Las leyes secundarias dan lugar a un litigio. El litigio toma tiempo. Mientras el litigio dura, el gobierno puede aplicar las leyes que aprobó, aunque sean inconstitucionales, en una política de hechos consumados.

Doble ley, nula ley.

Aunque una de las dos leyes sea secundaria y la otra constitucional.

Se trata de crear un litigio entre leyes que deje abierto un foso de indefinición y ambigüedad.

El foso se brinca con la pértiga del poder. En el espacio ambiguo de las legalidades en conflicto, manda por lo pronto el que manda.

Es claro que el gobierno tiene mucha prisa y poco tiempo.