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Contra él pesan dos denuncias formales ante la Fiscalía General, una de Petroleros Activos en Evolución y otra de dos senadores de Movimiento Ciudadano.

El presidente López Obrador presentó un informe rico en detalle de los resultados del combate al huachicol. Dijo muchas cosas y quedó claro que hay avances, pero nos quedó debiendo algo: una explicación de qué pasa con Carlos Romero Deschamps.

El líder del sindicato petrolero ha sido señalado como un personaje clave en el robo de combustible a la petrolera. Por el poder que ejerce el sindicato en algunas áreas de Pemex y por el control que Romero Deschamps ejerce sobre el sindicato. Contra él pesan, cuando menos, dos denuncias formales ante la Fiscalía General de la República, una de Petroleros Activos en Evolución (PEA) y otra de dos senadores de Movimiento Ciudadano (MC). Las acusaciones incluyen quebranto al patrimonio del sindicato por 150 millones de dólares, lavado de dinero, venta de plazas, defraudación fiscal y robo de combustible.

La denuncia del MC se presentó esta semana, pero las de PEA datan de octubre del 2016, ante la SEIDO, y fueron ratificadas hace tres semanas. En el gobierno de Peña Nieto, las demandas cayeron en el vacío. No hubo seguimiento judicial ni explicación por la modorra investigativa. Romero Deschamps mantuvo su posición en el sindicato, su curul en el Senado y su protagonismo en los eventos de la empresa. Mantuvo, también, un tren de vida que más parece de jeque árabe que de representante de trabajadores: colección de relojes de lujo; un yate llamado el Indomable que vale más de 2.5 millones de dólares y departamentos de lujo en Florida y Cancún. Mención aparte merecen sus hijos incómodos. Uno colecciona Ferraris y la otra nos cuenta en redes sociales una vida de derroches, digna de Paris Hilton.

Son privilegios acumulados en cinco décadas de ascenso en la pirámide de un sindicato que ha exprimido a la mayor empresa de México. Empezó de abajo. Vendía ropa de casa en casa, por abonos. Gracias a su tío, que era secretario del Sindicato en Salamanca, se vinculó en la década de los 60 con Joaquín Hernández Galicia. Así lo recordaba la Quina, en una entrevista con emeequis: “Fue mi chófer, me cargaba el portafolio y hasta me organizaba porras para quedar bien (…) me arrepiento de haberlo apoyado. Fue un traidor”, dijo el exdirigente.

¿Qué planes tiene AMLO para Romero Deschamps? El presidente ha sido elusivo cuando le han planteado la cuestión. Mejor dicho, se ha referido sólo a una parte del asunto: la democracia sindical, “ya no va a haber sindicatos respaldados por el gobierno; ahora los líderes van a ser nombrados en elecciones democráticas por los trabajadores”.

El presidente ha sido esquivo respecto a las denuncias contra el líder petrolero. Tampoco se ha referido a las facultades que tiene el fiscal para perseguir asuntos que son del dominio público. Quizá tiene un plan y el sigilo podría ser parte del mismo. De cualquier modo, el agua suena. En estos tres meses de gobierno, dos veces se han filtrado versiones de una inminente aprehensión de Carlos Romero.

Nada en firme. Él está en libertad, casi seguro fuera de México, podemos suponer que gozando su fortuna. ¿Por cuánto tiempo más? Ésta es la cuestión: el líder del sindicato petrolero es uno de los símbolos del saqueo de Pemex y debe ser llevado a juicio. Junto con él, algunos de los exdirectivos y más de un proveedor. La duda está en el aire. ¿Su captura está en el guion de AMLO o forma parte del grupo de los que serán perdonados?