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Poco quedará de las gasolineras que conocemos. El anuncio de la llegada de Gulf es un recordatorio. Hoy tenemos 10,800 estaciones de servicio, de las cuales alrededor de 7,500 pertenecen a propietarios que tienen una o dos estaciones, como máximo. El resto, unas 3,300, forma parte de grupos que tienen un poder creciente en el mercado.

La estadounidense Gulf anuncia la apertura próxima de cuatro gasolineras y su intención de abrir 2,000 en tres años. En el largo plazo aspira a tener una cuarta parte del mercado. Todas las estaciones llevarán su marca, pero no todas serán de su propiedad. Ofrecerá un sistema de franquicias para atraer a algunos que ahora están bajo la égida de Pemex.

En juego están un mercado de 44,000 millones de pesos mensuales y la reconfiguración de un ecosistema que ha producido algunas de las pymes más rentables de México. Una estación de servicio en el Valle de México vende entre 400,000 y 1.2 millones de litros mensuales. La comisión para los dueños de las estaciones de servicio es de 6.7 por ciento del precio de venta.

La reforma energética implica que el sector deberá abrirse a una competencia que será creciente. Esto vale para Pemex y para muchos de los actores que ahora están en “cartelera”. Las gasolineras han vivido un proceso gradual de inmersión en la competencia. La novedad para ellos es que se acaba la gradualidad. La competencia será plena. Hay que recordar que estuvieron protegidos de la competencia por una norma que impedía la instalación de un expendio a una distancia menor de 500 metros. Cuando esto terminó, se mantuvo un ritmo de crecimiento de las concesiones inferior al del parque vehicular. México tiene una cuarta parte de las gasolineras por habitante que tiene Estados Unidos y una proporción similar frente a Alemania o España.

¿Cuántas gasolineras se abrirán en los próximos años? Antes de ver un proceso desaforado de aperturas, veremos una lucha brutal por conseguir los mejores puntos de venta que ya están funcionando. Estos son atractivos porque ya tienen permisos para operar, además de que son focos de desarrollo de negocios adicionales adyacentes, donde tiendas de conveniencia conviven con la venta semiinformal de diversos productos. Los propietarios actuales de estas “minas de oro” podrán negociar condiciones muy favorables por sus negocios: venta o asociación con un gran grupo será un paso natural para muchos de ellos. En el mercado, una buena gasolinera se cotiza en 400,000 dólares por bomba. Alrededor de 1.6 millones de dólares, sin contar el terreno. Algunos de ellos se han agrupado en G500 para constituir un consorcio con capacidad de negociar condiciones de compra y acceso a infraestructura estratégica para transporte y almacenamiento.

¿Podrán hacer equipo estos empresarios que llevan años siendo hombres y mujeres orquesta? La respuesta no cambiará la tendencia significativamente. El ecosistema de las gasolineras sí cambiará radicalmente. Dejará de ser un mercado donde tres cuartas partes se encuentra en poder de monopropietarios o bipropietarios. El futuro será de los grupos. Estos días hablamos de Gulf, pero no hay que olvidar que OXXO ya es el líder en la venta de gasolina en la zona metropolitana de Monterrey, y que hay grandes grupos mexicanos como Hidrosina, CARGO y Pacífico, entre otros.

¿Qué impacto tendrá este cambio en el bienestar de los consumidores? Falta poco para que veamos una competencia en términos de servicios y algo más para que los precios sean un factor de diferenciación. Por lo pronto, tenemos expectativas tan bajas que nos conformamos con que la competencia traiga litros de a litro.

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