Elecciones 2024
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El domingo los griegos votaron por el No en un referendo histórico. No aceptaron un rescate financiero en los términos de sus acreedores. El primer ministro griego, Alexis Tsipras, hizo campaña por el No para obtener mayor margen de maniobra en las negociaciones de la deuda.

En realidad, el resultado coloca a su gobierno entre la espada y la pared. El sorpresivo llamado de Tsipras a un referendo minó la confianza de los acreedores y alejó la posibilidad de una negociación en mejores términos para Grecia. Las expectativas generadas entre los griegos por el resultado del referendo difícilmente podrán ser satisfechas.

Pero los países y organismos internacionales acreedores también están entre la espada y la pared. La crisis griega los obliga a ponderar las consecuencias de su decisión tanto al interior de la eurozona como fuera de ella. Preocupa que una negociación “a modo” con los griegos genere demandas similares de otros países deudores, pero también que un rompimiento con Grecia cambie el balance geopolítico en la región.

Al interior, España seguramente estará en la mente de la Troika y de Alemania y Francia. El creciente peso de Podemos en España, con un discurso muy parecido al de Syriza, del que proviene Tsipras, necesariamente alimenta la preocupación de un contagio. Próximamente habrá elecciones generales en España y Podemos se ha convertido en una opción real. Una posición condescendiente con Grecia le daría la razón a Podemos y podría implicar que España sea el próximo país en seguir la ruta griega.

Pero hacia fuera preocupa que una posición intransigente con Grecia provoque un rompimiento que altere el balance geopolítico en la región. En Foreign Policy, James Stavridis, ex comandante supremo de la OTAN, afirma que la salida de Grecia de la eurozona sería una pesadilla para el logro de consensos dentro de la Unión Europea y la OTAN, sobre todo en temas fundamentales como las sanciones a Rusia. Aunque menos probable, no es imposible que Grecia pudiese incluso salir de la Unión Europea y la OTAN. Esto la pondría a girar en la órbita de Rusia y el balance geopolítico en esa zona se vería radicalmente alterado.

Todas estas fuerzas encontradas hacen impredecible el resultado final de las negociaciones. Tanto el deudor como sus acreedores están entre la espada y la pared.