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Por más de un año la pandemia ha sido el punto central de la discusión en el mundo. En México se debate si las medidas del gobierno han sido correctas o no. En los medios abundan las críticas a la estrategia oficial.

Apenas la semana pasada, la doctora Laurie Ann Ximénez-Fyvie, investigadora de la UNAM, publicó el libro Un daño irreparable, que seguramente será referente obligado para quienes cuestionan las decisiones tomadas desde la Secretaría de Salud.

Una de las preguntas que surgen durante la lectura y que muchos de los analistas políticos se plantean es: ¿Por qué si las decisiones han sido tan equivocadas, la opinión pública no lo registra así, al menos no hasta ahora?

En las encuestas, la estrategia gubernamental concita tantas opiniones positivas como negativas. Y sobre el manejo que el Presidente ha dado a la crisis, la aprobación es significativamente mayor que el rechazo.

Y es que, en contraste con lo que se lee y se escucha en los medios, la gente pone el acento en la conducta de los propios ciudadanos.

En un estudio reciente de Consulta, 45 por ciento de los encuestados considera que un mal resultado en el manejo de la pandemia tendría que ser atribuido al desacato de los ciudadanos, más del doble de quienes culpan a las autoridades.

Según ese mismo estudio, 60 por ciento de los participantes cree que las personas han reaccionado mal para frenar los contagios; y solo 11 por ciento opina lo contrario.

Al margen de los yerros del gobierno y de que, sin duda, millones de mexicanos tienen que salir a ganar el sustento de sus familias, hay una responsabilidad de la sociedad que no puede ignorarse.

De hecho, hace unos días la propia doctora Ximénez-Fyvie atribuía a los festejos decembrinos el aumento de contagios y el incremento de decesos que, según sus cálculos, veremos hasta mediados de febrero. Y en este tema el mensaje del gobierno a la sociedad fue claro y contundente.

Como en otros ámbitos, aquí hay una separación entre la opinión publicada y lo que el grueso de la gente piensa. Esta brecha podría cerrarse, pero de momento existe y eso explica por qué la gestión de la pandemia, tan criticada por los analistas, no ha impactado en la aprobación presidencial.