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En México hay alrededor de 80 millones de cuentas de telefonía móvil, frente a 58 millones de cuentas bancarias y 7 millones de cuentas de banca móvil.

El futuro es uno de los bienes peor repartidos que existen. Por eso, cuando pensamos que el futuro de los servicios financieros es digital, cabe la pregunta: ¿hay forma de evitar que la fintech profundice la inequidad? Más aún: ¿es posible utilizar la tecnología financiera para cerrar la brecha?

De África viene una gran lección. En Kenia se utilizaron los teléfonos celulares para bancarizar a la población. Allí se desarrollaron servicios financieros para grupos de escasos recursos, a partir del uso intensivo de la tecnología y los móviles. Se hizo tan bien que ese país se volvió un referente internacional en banca móvil, tan importante como el Bangladesh de Yunus para las microfinancieras.

En México hay alrededor de 80 millones de cuentas de telefonía móvil, frente a 58 millones de cuentas bancarias. Sólo hay 7 millones de cuentas de banca móvil. Ahí está una ventana de oportunidad que no se ha aprovechado. ¿Cuándo se hará? ¿Cómo?

México tiene todo para ponerse al día, asegura Gonzalo Núñez, experto de la consultora PwC. El cambio ya está aquí pero no es evidente, dice Núñez. Hay startups, grandes inversiones de bancos y alianzas de grupos financieros con tecnológicas. En breve se anunciará el nacimiento de una asociación mexicana de empresas de fintech.

Las oportunidades son enormes. Está el mercado de los que no tienen acceso a los servicios financieros, más de la mitad de la población adulta de México. La forma más eficiente de llegar a ellos es a través de la tecnología. El problema es que, con frecuencia, los que no acceden a los servicios financieros tampoco tienen acceso a la tecnología. Hay un círculo vicioso que romper.

En algunos países, esto se logró con ambiciosas políticas públicas de inclusión tecnológica. En otros lados, el “milagro” se está produciendo por la acción de emprendedores sociales.

En el otro extremo hay también un filón de oportunidades.

La generación de los Millennials tiene un gran interés por servicios intensivos en tecnología. Ya consumen turismo, entretenimiento y movilidad con apps. La banca y las empresas tecnológicas se están moviendo para ofrecerles servicios financieros. Los Millennials se dejan querer. De este cortejo, quizá, saldrá el modelo de la banca de los próximos años.

Cada oportunidad trae consigo sus riesgos. Con la invención del barco nació la posibilidad del naufragio, nos dice Paul Virilio. Uno de los riesgos más grandes de la fintech es la profundización de la inequidad.

Un México superconectado tecnológica y financieramente frente a un México desconectado o mal conectado. Es todo un reto que obliga a la suma de esfuerzos.

El gobierno no podrá solo, ni la acción de los emprendedores sociales alcanzará por sí misma. El futuro está aquí, ¿cómo vamos a repartirlo?

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