Elecciones 2024
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En una de esas tantas diarreas verbales, Trump aseguró que la burbuja de la economía estadounidense estaba en 
camino a una nueva recesión, lo que no deja bien parada a la Reserva Federal ni a sus decisiones de política monetaria.

En México sabemos lo que implica que un alocado aspirante a la presidencia plantee escenarios apocalípticos para la economía, en un afán de generar temores entre los electores que vean en él al único capaz de salvar al mundo.

Estados Unidos está en ese momento en que tiene realmente dificultades para conciliar su política monetaria con el crecimiento y está en un proceso preelectoral estridente por cortesía de Donald Trump.

En la larga lista de víctimas del aspirante republicano a la presidencia está la Reserva Federal (Fed), responsable no sólo de mantener controlada la inflación sino también de procurar el crecimiento.

En una de esas tantas diarreas verbales, Trump aseguró que la burbuja de la economía estadounidense estaba en camino a una nueva recesión.

Evidentemente, los expertos en economía y los participantes de los mercados financieros podrán hacer sus propias revisiones y llegar a la conclusión sobre si esta apreciación es cierta o no. Por ahora, podrían concluir que es falsa la premisa del republicano.

Pero un número importante de personas menos informadas de la sociedad estadounidense podría comprar esta expresión y actuar en consecuencia.

Consumidores desconfiados no compran, no invierten, no contratan personal para sus negocios. Vamos, su propio sentimiento de inseguridad los hará provocar hasta una recesión. Y es así como Donald Trump buscaría generar una profecía autocumplida que sería de gran beneficio para su causa.

En el balance de riesgos de los tomadores de decisiones de política monetaria está sin duda el ingrediente político y es muy probable que el factor Trump tenga un subrayado en rojo en sus notas personales.

Este factor Trump, sumado a las preocupaciones reales que existen en el mercado sobre el desempeño de la economía de Estados Unidos y el mundo, motivó una reunión única. Del tamaño de los participantes es la dimensión de sus inquietudes.

La semana pasada vimos en un mismo foro a Paul Volcker, Alan Greenspan y Ben Bernanke. Todos ellos extitulares de la Fed. Dos en persona, uno en videoconferencia, acompañando a Janet Yellen, actual presidenta del banco central estadounidense.

Una reunión con tres de los más influyentes financieros del planeta y una mujer que además de influyente es determinante para la toma de decisiones en su país y con él va el resto del mundo.

Evidentemente, lo primero que combate este póker de estrellas de la Fed es la perspectiva negativa de Trump de ubicar a Estados Unidos como una economía de burbuja a punto de reventar. Pero, al mismo tiempo, lo que hacen es defender el papel central que tiene hoy el banco emisor en la suerte financiera del mundo.

Yellen tiene que defender en estos foros la decisión asumida por el banco que encabeza de haber subido la tasa de referencia en diciembre pasado, lo que implica un rayón en la pintura de la buena imagen de la Fed.

El banco central más poderoso del mundo quedó enredado en el proceso electoral estadounidense, cortesía de Donald Trump, lo que complica la tarea de este organismo que tiene que monitorear y analizar las condiciones económicas; tiene que comunicar con mucho tacto su estrategia a los más entendidos expertos del mercado, y ahora tiene que bajar al piso de los electores que podrían ser encausados con todo y su enojo hacia la autoridad monetaria.