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Indignado por las excarcelaciones en serie de probables y probados criminales, el subsecretario federal de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, anunció el domingo que la Fiscalía General de la República buscará castigo para los ex titulares de la extinta Procuraduría General de la República, la Agencia de Investigación Criminal y la Unidad Especial para el Caso Iguala. En el mismo orden: Jesús Murillo Karam, Tomás Zerón de Lucio y José Aarón Pérez, responsables de las indagaciones, levantamiento de pruebas, peritajes, acusaciones, detenciones y consignaciones de los autores materiales y compinches de quienes desaparecieron y asesinaron a los 43 normalistas de Ayotzinapa. Sobre la célebre pero maldecida “verdad histórica”, afirmó que se sustenta en ilegalidades porque “está basada en graves omisiones, en simulación e incluso en actos indebidos de la autoridad que han llevado a esta situación, donde no solamente está acreditando que hubo omisiones o incluso la práctica de la tortura, sino que hubo sembrado de pruebas”.

Porque la noche del sábado la FGR había informado que “presentará todos los recursos y las propuestas de diligencias que sean necesarias para responsabilizar a quienes han incumplido con sus funciones”, lo que hizo Encinas fue ponerles nombre y apellidos a los nuevos objetivos.

Charlé por eso con el más prominente de ellos, el ex procurador Murillo Karam. Dividida en tres emisiones para El asalto… en MILENIO Televisión, la plática empieza con las palabras de la ira: verdad histórica, y respondió que así se define lo que el Ministerio Público presenta ante el juez, quien a su vez resuelve una verdad legal.

Por ser expresión de uso común en su generación de abogados, está seguro de que fue un “error” decirla, porque no es necesariamente comprensible para la generalidad del público.

(Y da lugar, añado, a tajantes descalificaciones, pero no solo de esas palabras subjetivas: hay “verdades” periodísticas, teológicas, sentimentales, filosóficas, sexuales y hasta esotéricas. Y lo “histórico” no solo es lo que a cada quién le dé por aplicarlo, sino toda la investigación del caso Iguala, la más exhaustiva después de la del asesinato de Colosio).

Pero en el fondo fondo, no se equivocó: en el expediente se demuestra que a los jóvenes los levantaron policías municipales para entregarlos a sus asesinos y éstos quemaron los cuerpos hasta su carbonización.

Se sabe en la mira de quienes han pervertido y politizado el crimen cuyo esclarecimiento encabezó, pero a Murillo se le ve relajado, apacible y hasta contento porque “ahora sí”, por fin, va a conocerse… la investigación.

Ante mi perplejidad, se explicó: las descalificaciones a él y los demás se basan en los alegatos de los presuntos delincuentes (canción el Yo no fui) que están siendo excarcelados. “Ya es hora de que las nuevas autoridades, los jueces y magistrados, conozcan en serio la investigación…”.