El caso de la gobernadora Marina del Pilar le pega en la línea de flotación de la moral de Morena, porque se produce a una semana de que el partido exigió a sus militantes un comportamiento intachable y tener una vida pública inmaculada
Estados Unidos no ve a Morena limpio de colusión con el crimen organizado: primero le quitó la visa al alcalde Matamoros, y ayer a la gobernadora de Baja California. El mensaje es duro y directo: no le tiene confianza a quienes gobiernan los estados fronterizos.
El caso de Marina del Pilar Ávila es un escándalo nivel catástrofe: echa gasolina a la vox populi de que la gobernadora metió en el estado al cártel Los Rusos, y de que su esposo, el también morenista Carlos Torres, controla el cobro de piso en Tijuana.
Se trata de un batacazo a Morena, donde la inquietud se come a otros dos gobernadores fronterizos, Américo Villarreal (Tamaulipas) y Rubén Rocha (Sinaloa), ambos relacionados con el narcotráfico: en el caso de Rocha, por el propio Mayo Zambada.
Además, este fin de semana en Sonora también se pusieron nerviosos, pues funcionarios cercanos al gobernador Alfonso Durazo suspendieron viajes a Estados Unidos, para evitar que les sucediera lo mismo que al alcalde de Matamoros.
La gobernadora no tiene más salida que solicitar licencia y dar una explicación. Vamos. Su propio compañero de partido Jaime Bonilla, exgobernador del estado, la acusa de vínculos con el cártel Jalisco Nueva Generación.
Antes, Estados Unidos le había retirado la visa al alcalde de Matamoros, Tamaulipas, el morenista Alberto Granados, también relacionado con una investigación por narcotráfico. Sí: la frontera norte es una inmensa línea roja para Claudia Sheinbaum.
Ayer mismo, autoridades migratorias de Estados Unidos detuvieron a Angélica Rodríguez, empleada de la Fiscalía de Tamaulipas, quien trató de pasar 184 mil dólares de contrabando: los llevaba ocultos en sus ropas y en partes del auto.
El retiro de visas coincide con advertencias de múltiples fuentes acerca de que Estados Unidos ya comenzó a suspensión visas a políticos mexicanos con prácticas corruptas en sus gestiones, o asociados con grupos delictivos.
Pero el caso de la gobernadora Marina del Pilar le pega en la línea de flotación de la moral de Morena, porque se produce a una semana de que el partido exigió a sus militantes un comportamiento intachable y tener una vida pública inmaculada.
Sin embargo, los senadores del partido perdieron la oportunidad de quedarse callados ayer, al manifestar su apoyo a la gobernadora en apuros. Dijeron que es “una campaña de desprestigio”. Falta ver que dicen si Estados Unidos da los detalles de su decisión.
También coincide con las declaraciones de Donald Trump acerca de que “la presidenta de México le tiene tanto miedo a los cárteles que ni siquiera puede pensar con claridad”. De hecho, la presidenta confirmó que Trump le ofreció enviar tropas a México.
Para nada, Morena ayuda a la presidenta. La deja sola.
Muy sola y mal parada.