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Durante el 2018, la economía estadounidense registró una aceleración notable en su crecimiento económico, de una tasa de 2.3% en el 2017 a una muy cercana a 3.0% en el 2018.

Esta tasa de crecimiento es la más alta desde el 2005 y superior al promedio de 2.15% observado entre el 2010 y el 2017.

La economía estadounidense se benefició de una aceleración en el crecimiento a nivel global y de los estímulos fiscales implementados a principios de año.

No obstante, la considerable aceleración de la economía estadounidense durante los últimos tres trimestres —donde se observó un crecimiento promedio estimado de 3.4%— muy probablemente comience a disiparse durante el 2019.

Aunque el mercado laboral se encuentra en pleno empleo y los salarios han estado registrando alzas en términos reales, hay varios factores que podrían contribuir a una desaceleración tangible.

Dentro de los factores que deben contribuir a la desaceleración del crecimiento destacan los siguientes: i) el desvanecimiento del impacto de una sola vez de los estímulos fiscales implementados a principios del 2018; ii) el impacto acumulado de una política monetaria más restrictiva incluyendo el retiro de liquidez por parte de la Fed y los incrementos en la tasa de interés de los últimos 18 meses; iii) los crecientes niveles de endeudamiento tanto del sector público como privado; iv) una desaceleración en el crecimiento global encabezada por China y la Eurozona; y v) la incertidumbre política, tanto interna como externa, generada por una administración Trump que parece cada vez más dispuesta a defender sus promesas de campaña a pesar del posible costo en términos económicos.

En este último punto, habrá que seguir muy de cerca el desenlace de las negociaciones comerciales con China y el enfrentamiento entre republicanos y demócratas sobre el presupuesto gubernamental.

Asimismo, también habrá que seguir muy de cerca las decisiones de política monetaria de la Fed donde cada vez se antoja más una pausa monetaria.

A pesar de que en su última reunión de política monetaria en diciembre la Fed advirtió que podría subir las tasas hasta en dos ocasiones durante el 2019, comentarios más recientes de parte de los miembros de la junta de gobierno de la Fed han indicado un tono más acomodaticio y el mercado ha descontado cuando mucho un sólo incremento en tasas.

Si bien la política monetaria podría jugar un papel menos restrictivo al esperado, la política fiscal tarde o temprano necesitará de un ajuste, ya que los niveles de endeudamiento público como porcentaje del PIB han llegado a máximos históricos.

La relación deuda/PIB de Estados Unidos se ubica en 104 por ciento. Aunque es normal que esta relación aumente en épocas de bajo crecimiento económico ya que la implementación de estímulos fiscales es común para reactivar el crecimiento, resulta preocupante que la relación deuda/PIB esté alcanzando nuevos máximos justo cuando la economía de Estados Unidos se ubica en la etapa tardía de un largo ciclo de expansión y creciendo a su mejor ritmo en más de una década.

La combinación del fuerte incremento en la deuda con el alza en las tasas de interés se traduce en vientos de frente para el crecimiento económico.

Aunque la economía estadounidense se desacelerará de un  rango estimado de 2.9-3.0% en el 2018 a uno de 2.0-2.3% en el 2019, casi nadie está esperando una recesión.

Sin embargo, a nadie debería sorprender que hacia finales del 2019 o durante el 2020, la economía estadounidense experimente el comienzo de una recesión cíclica.