Elecciones 2024
Elecciones 2024

En diciembre pasado los españoles pusieron fin al bipartidismo. Acudieron a las urnas lastimados por la crisis económica y enojados por los escándalos de corrupción. Castigaron al PP y al PSOE y le dieron la bienvenida en la escena nacional a dos nuevos partidos: Podemos y Ciudadanos. El entusiasmo inicial por esta ruptura histórica pronto sería matizado por las realidades parlamentarias y la incapacidad de los partidos para traducir la indignación en un nuevo gobierno.

El surgimiento de los nuevos partidos y la fragmentación de la representación parlamentaria derivaron finalmente en la disolución de las Cortes y la convocatoria a nuevas elecciones en junio próximo. Las encuestas registran un descontento histórico por esta coyuntura política que, incluso, está peor evaluada que la económica. El PP y Podemos son los más recriminados por la incompetencia de formar gobierno. Aun así, 70% de los españoles dice preferir el nuevo multipartidismo sobre el viejo bipartidismo.

Hay un choque de dos sentimientos: molesta la situación política pero al mismo tiempo agrada este nuevo sistema de partidos que dificulta e incluso imposibilita la formación de gobiernos. Mejor el no-gobierno que volver al pasado: no más gobiernos del PP o el PSOE sin el acicate de los nuevos partidos que en unos cuantos meses captaron las preferencias de más de la tercera parte del electorado.

Regresando a las encuestas, las intenciones de voto para las elecciones generales de junio próximo arrojan un panorama que no difiere mucho del que condujo al no-gobierno. El PP tiene ahora 29% de las preferencias, el PSOE 20%, Podemos 18% y Ciudadanos 17%. En las elecciones de diciembre el PP obtuvo 29% del voto, el PSOE 22%, Podemos 21% y Ciudadanos 14%.

Quizá el cambio más relevante sea el retroceso de Podemos, en buena medida por su intransigencia para formar gobierno. Sin embargo, es posible que en esta ronda electoral vaya aliado con UP-IU que tiene 7% de las preferencias. Así, podrían captar 22% del voto, es decir, prácticamente lo mismo que Podemos consiguió por sí solo en diciembre.

Con esta constelación de preferencias, la representación en las cortes igualaría a la que se configuró en diciembre, la que imposibilitó la formación de gobierno. Hasta ahora los datos perfilan una coyuntura política similar a la que llevó al no-gobierno. Nada habría cambiado.