Elecciones 2024
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Todo apunta a que los senadores elegirán hoy entre Mauricio Farah, Luis Raúl González Pérez y Sara Irene Herrerías al nuevo presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). Una terna de lujo.

Farah, a quien no se le rebate sensibilidad, dominio del tema y experiencia administrativa, tuvo el talento para disipar en días la impresión de que era una ficha de Manlio Fabio Beltrones. PRI, PAN y PRD lo impulsan destacadamente.

Algo parecido con las suspicacias hizo González Pérez, el abogado general de la UNAM. Tiene además en su foja un capítulo significativo de cómo enfrentar la desconfianza en las instituciones. Como fiscal del asesinato de Luis Donaldo Colosio cerró con solvencia técnica y veracidad uno de los casos que más mitos, leyendas y mentiras ha desatado en el México contemporáneo. Su seriedad y capacidad no están en duda, aunque más de un senador señala que designarlo sería entregar cinco años más la CNDH a los abogados de la UNAM (Carpizo, Madrazo, Soberanes, Plascencia) que han presidido desde siempre la Comisión.

Impulsada por el PAN y el PRD, Sara Irene se perfila como la sorpresa. Pocos hablaban de ella hace una semana. Por lo visto, supo convencer también de que su conocimiento teórico, desempeño (lo mismo en la PGR que en la propia CNDH) y habilidad para resolver crisis súbitas del tipo del albergue de Mamá Rosa, en Michoacán, la acreditan de sobra.

Los senadores tienen una muy buena baraja. Ojalá estén a la altura. Entre muchas cosas, la CNDH está urgida de un presidente que asuma funciones con el claro respaldo de la sociedad política.

Urgida.