Elecciones 2024
Elecciones 2024

Es difícil avanzar con China y Japón al mismo tiempo.

Los dos países más importantes de Asia compiten entre sí tanto en la región como en las relaciones en todo el mundo.

Japón ha apostado fuerte por México desde hace cinco décadas. Es el segundo mayor inversionista directo. Sus capitales en México rebasan la cifra de los 15,000 millones de dólares. Su presencia en la industria automotriz y electrónica es notable, lo mismo que su huella en estados como Aguascalientes y Guanajuato.

China es el gran invitado que no acaba de llegar a nuestro país. Las inversiones del dragón en México son inferiores a las que realiza en muchos países de América Latina: Perú, Bolivia, Argentina, Brasil, Chile y Nicaragua, por citar sólo algunos. La balanza comercial es desbalanceada, incluso para los estándares chinos. Por cada dólar que México vende a China, le compra 50 dólares.

¿Japón o China? El gobierno de Peña Nieto ha hecho explícito su interés por incrementar la relación mexicana con Asia. Es la zona del mundo que más crece y en ella México tiene una presencia magra. El proyecto más importante es el acuerdo de Asociación Transpacífico, un tratado comercial que busca reducir drásticamente las barreras al intercambio de bienes y servicios entre los países de la región Pacífico. En el TPP, México va al remolque de Estados Unidos, principal promotor del acuerdo. Más allá, el gobierno mexicano busca incrementar sus relaciones bilaterales con los principales países de la región.

Es difícil avanzar sustancialmente con China y Japón al mismo tiempo. Los dos países más importantes de Asia compiten entre sí y aspiran a tener el rol hegemónico en esa región y en las relaciones con el resto del mundo. En ambos países está creciendo un sentimiento nacionalista, que implica cierta animadversión hacia su rival histórico. Su competencia incluye el despliegue del softpower: ciencia, cultura y entretenimiento, pero también tiene una faceta militar. El asunto más candente es la disputa en torno a unas islas, llamadas Senkaku por los japoneses y Diaoyu por los chinos. Estas islas han estado bajo control japonés desde 1895. A raíz del descubrimiento de reservas de hidrocarburos al fondo del mar, Beijing ha reclamado derecho sobre ese territorio, ubicado en el Mar de China.

México es uno de los pocos países de América Latina donde Japón tiene mayor presencia que China. La visita de Shinzo Abe a México será una gran oportunidad para tomar el pulso a la relación bilateral. El primer ministro japonés es promotor de una de los proyectos de cambio más radicales de los últimos años en Japón, el Abenomics. Este incluye una fuerte expansión del gasto público; un relajamiento de la política monetaria; la devaluación del yen y una agenda de reformas estructurales, donde destaca el afán por sacudir un mercado laboral, donde los jóvenes tienen poco espacio.

Enrique Peña Nieto y su equipo tendrán mucho de qué hablar con la comitiva japonesa: las recientes inversiones de Nissan y Mazda; la puesta al día del tratado de libre comercio entre ambos países y el avance del TPP. A México le conviene reducir el déficit comercial. Les vendemos 2,400 millones de dólares al año. Importamos siete veces más. Nuestro principal producto de exportación es la carne de cerdo.

A Japón le interesa la apertura del sector energético y ve con buenos ojos el crecimiento de sus inversiones en nuestro país en muchos campos, industria, servicios y finanzas. ¿Traerá esta visita algo más concreto de lo que trajo la del presidente chino, Ji Xinping, en el 2013?

[email protected]