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La actitud y la conducta es lo que se evalúa de una persona, en su vida y actos cotidianos, más aun cuando acepta exponerse al escrutinio público, quiera o no.

Si bien los hechos son los que quedan en el caldero de la crítica y el escarnio –sobre todo ahora en la era de los tuitazos y postazos-, lo que queda impregnado es la percepción.

No se puede andar por ahí impunemente pendejeando a la gente y asegurar que se es pulcro y los demás una bola de mal intencionados.

Errar es de humanos, ni duda cabe. Y se vale enmendar, sobre todo si se han vivido etapas muy o demasiado polémicas.

Pero cuando se aspira a gobernar a una Nación, desde la máxima investidura -como pretende el periodista Pedro Ferriz de Con-, no se puede ni se debe minimizar el derecho de los demás a criticar, cuestionar e incluso ventilar los actos de aparente incongruencia.

En política el que se ríe se lleva. Hay y no ha códigos. Puede o no haber o no estrategias.

Pero pendejear a un estudiante de la Universidad Autónoma de Nuevo León hace unos días y decirle al joven de 20 años Alejandro Carranza que le vale madres la vida privada del conductor es un acto de soberbia, de arrogancia y total intolerancia.

Si eso es lo que se espera de él como Presidente, poca distancia lo aleja de Donald Trump y su desdén por la gente.

Ferriz de Con se ha asumido como perseguido del gobierno en curso al cual acusa de haber filtrado información de un escándalo propio de las revistas de espectáculos sobre un romance. Y por lo mismo ha insinuado que el estudiante regio habría sido objeto de una siembra de pregunta para atacarlo.

Y es que el joven Carranza sacó a relucir la relación extramarital de Ferriz y le zumbó: ¿Cómo entonces puede ser fiel a una Nación…?.

La reacción emocional de Ferriz de Con fue que el joven no tenía el derecho de juzgar su vida y le espetó: “no seas pendejo… no seas pendejo”. “Fue algo espontáneo y muy humano cuando se trata de mi familia”, dijo el periodista metido a la política aunque no se asuma como político.

El periodista ya retirado de los micrófonos pidió una disculpa a Alejandro Carranza a través de un video subido a internet. Difícil reversión ante una viralizada y negativa respuesta.

No es la primera ocasión que Ferriz sobaja a una persona.

Aun siendo conductor de noticias, asumió una posición clara en contra del gobierno de Humberto Moreira, de Coahuila. En una visita a esa entidad, para una plática, un periodista de la cadena gubernamental de radio y televisión lanzó preguntas sobre la actitud de Ferriz de Con. La respuesta al reportero local fue: “eres un priísta… eres un priísta” a lo que siguió una molesta expresión: “eres un pendejo, eres un pendejo…”

Entendió Ferriz que el periodista coahuilense era un emisario con preguntas sembradas.

Un viejo proverbio señala que entre gitanos no se leen las manos, pero  Pedro Ferriz de Con ha sido uno de los periodistas más polémicos en diversas etapas de su vida profesional.

La vida privada de los personajes públicos siempre estará en una finísima línea ante el escrutinio público. No son los hechos los que se califican, sino las actitudes que mueven a las conductas de las personas.

Ferriz de Con ha dicho en su disculpa pública que con su tropiezo en la Universidad Autónoma de Nuevo León ha recibido una gran lección pero que será intransigente cuando se trate de su familia.

El tema no es su familia, sino sus muy personales actitudes y conductas. Y es en lo que él debería concentrarse.

Es receta no sólo para Ferriz sino para todos aquellos que han optado por estar en la esfera pública.

PostScriptum.- No es lo mismo estar tras el micrófono, ser irónico y acre en los comentarios hasta el punto del sarcasmo, que ser objeto y sujeto de la noticia.