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La muerte de medio centenar de seres humanos, atrapados en la caja de un tráiler en San Antonio, Texas, deja ver que esa industria del tráfico de personas, como el tráfico de drogas o de armas, funciona en ambos lados de la frontera.

Hay grupos delincuenciales que mueven a esas personas desde la frontera sur de nuestro país hasta los límites de Estados Unidos. Pero hoy, con el dolor de esas muertes, no se esconde que en ese país también hay grupos delictivos que hacen lo mismo en aquel territorio.

En diciembre pasado otro medio centenar de centro y sudamericanos murieron dentro de la caja de un tráiler que chocó en Chiapas. Esto alimentó el discurso oficial de la 4T de compasión hacia los del sur del continente y del Caribe porque ellos son los que emigran.

Esta tragedia humana en San Antonio destapa varias coladeras, empezando por el uso político de la desgracia.

El gobernador de Texas, Greg Abbott, no duda en llamarlos “los muertos de Biden”, cuando está claro que las autoridades locales y federales fallaron en detectar ese tráfico masivo de personas.

Abbott querrá usar esas muertes para radicalizar aún más su postura antinmigrante y reforzar los muros y las guardias en la amplia frontera de Texas y México.

Mientras que Biden buscará usar el impulso de la atención mediática que logró esta tragedia en Estados Unidos para promover su agenda migratoria.

Pero hay otro mito que quedó derribado con este hecho tan terrible.

Parte del discurso migratorio del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador es que su régimen quiere ayudar a los países centroamericanos a que tengan más oportunidades de empleo para que su gente no tenga que salir de sus tierras, dejar a su familia, para ir a Estados Unidos.

Quiere que el gobierno de Biden aporte millones de dólares para sembrar arbolitos en Centroamérica.

La retórica oficial habla de México como un país de tránsito que da visas de trabajo y reclama a Estados Unidos por no apoyar más decididamente a los extranjeros que quieren llegar a ese país. Reclama el gobierno de López Obrador a Biden por no aportar millones de dólares para sembrar arbolitos… en Centroamérica.

Si algún día México llegó a tener una migración neta de cero, hoy este país ha regresado a los días de expulsar a mucha gente.

De acuerdo con datos de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos entre marzo del 2020 y marzo de este año fueron repatriados a México, con el pretexto de la pandemia, 1 millón 800,000 migrantes, de los cuales 60% eran mexicanos.

Los muertos mexicanos de San Antonio desmantelan de manera brutal el discurso oficial del México de paso para migrantes centroamericanos y nos ubica en el México que vuelve otra vez a expulsar a su gente de manera masiva.

Es la prolongada crisis económica y las pocas expectativas de mejora, pero es también esa ola de violencia que hace que la gente salga corriendo con lo poco que tenga para salvar sus vidas, al menos para intentarlo.

Una tragedia humana
Uso político

La tragedia humana en San Antonio destapa varias coladeras, empezando por el uso político de la desgracia.

Fallas

El gobernador de Texas, Greg Abbott, no duda en llamarlos “los muertos de Biden”, cuando está claro que fallaron las autoridades locales y federales.

Expulsión

Los muertos mexicanos de San Antonio desmantelan el discurso oficial del México de paso para migrantes centroamericanos y nos ubica en el México que vuelve a expulsar a su gente.