Pero cuando este régimen manda cartas a otros regímenes del corte del gobierno chino de Xi Jinping, ahí sí se gana respuestas no tan suavecitas
Como en Estados Unidos ya lo conocen, cada vez que el presidente Andrés Manuel López Obrador manda una carta al gobierno del presidente Joe Biden, regularmente lo toman como un asunto de propaganda interna que no merece mayor respuesta.
Pero cuando este régimen manda cartas a otros regímenes del corte del gobierno chino de Xi Jinping, ahí sí se gana respuestas no tan suavecitas.
El manual de propaganda indica que hay que responsabilizar de los males propios a los demás y si se puede que sean extranjeros es mejor, porque refuerza un discurso nacionalista que es básico para el populismo.
Una de las más exitosas líneas discursivas del Presiente ante su feligresía es que Estados Unidos financia a sus opositores, y como hay que voltear para otro lado a fijar la atención a nuestros problemas, otra vez, López Obrador envió una carta a Joe Biden para reclamarle lo que su gobierno considera un financiamiento intervencionista.
Decía la carta, “Deseo expresarle de manera breve que desde hace tiempo el gobierno de Estados Unidos, en particular la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) se ha dedicado a financiar a organizaciones abiertamente opositoras al gobierno legal y legítimo que represento, lo cual es a todas luces un acto intervencionista, contrario al derecho internacional y al respeto que debe prevalecer entre estados libres y soberanos”.
López Obrador ya había enviado una carta similar que simplemente La Casa Blanca “dejó en visto”, como se dice ahora en el argot de la mensajería instantánea.
Y a este reclamo vinieron dos reacciones, una breve respuesta del propio Biden en que no dijo ni pío del reclamo del Presidente mexicano y sólo le agradeció por reunirse con su asesora de Seguridad Nacional, Elizabeth Sherwood.
La otra reacción fue un mensaje sin destinatario, pero de enorme claridad de la USAID que básicamente, a través de su vocero, reiteró su compromiso de mantener la colaboración con sus socios mexicanos, incluida la sociedad civil y la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo, que es parte del gobierno de López Obrador. Un dardo en el centro.
Ahora, en eso de andar repartiendo culpas en cartitas, no es lo mismo que llegue a la Casa Blanca que al Palacio Presidencial de Taipéi, donde despacha el presidente chino, Xi Jinping.
López Obrador envió una carta al país asiático básicamente para responsabilizarlos del tráfico de fentanilo, a lo que el gobierno chino le respondió que “no existe el llamado tráfico ilegal de fentanilo”.
Y de paso le dejó un raspón a Estados Unidos a quien responsabilizó del problema de la adicción de sus ciudadanos. ¡Esos son los mensajes que sí se leen en Washington!
Bueno pues otra vez López Obrador le mandó otra carta al gobierno chino con las “pruebas” de que el fentanilo se hace en China y se exporta a México. Esto unos días después de las evidencias de que en México se fabrican las drogas sintéticas, como el fentanilo.
La paciencia china es mucho más corta que la de los estadounidenses para estos usos políticos de temas tan delicados como el narcotráfico, así que hay que ver qué responde el gobierno de Xi Jinping.
AMLO envió una carta al Presidente chino para responsabilizarlos del tráfico de fentanilo, a lo que el gobierno chino le respondió que “no existe el llamado tráfico ilegal de fentanilo”.