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El Índice Nacional de Precios al Productor (INPP) actualizado hasta el mes pasado nos indica algo, el sector terciario de la economía, donde están el comercio y los servicios, se está emparejando en sus incrementos de precios, a diferencia del sector secundario, la industria, donde se nota mayor moderación.

Algunos de los que van más rápido dentro de esas actividades terciarias, que son las actividades dominantes en la economía mexicana, son los servicios de alojamiento temporal y preparación de alimentos y bebidas.

Claro, si suben los precios de los alimentos al consumidor, 14.08% es el aumento anualizado del subíndice de alimentos, bebidas y tabacos del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), los prestadores de esos servicios de restauración encuentran razones o pretextos para subir sus precios.

Cuando otros prestadores de servicios se compran una torta, unos tacos o un corte con vino tinto y lo encuentran más caro, también sienten tener suficientes razones para elevar sus propios precios.

Los precios al productor muestran una moderación. En enero de este año el INPP presentó un registro anualizado de 4.82%, contra 9.82% registrado en enero del 2022.

Sin embargo, si entre los diferentes agentes económicos se mantiene la expectativa de que la inflación está alta y que así se va a mantener, se genera una profecía autocumplida y siguen subiendo los precios.

Hace algunas semanas el presidente de Argentina, Alberto Fernández, dijo que la inflación es en gran parte autoconstruida, agregó que está en la cabeza de la gente y explicó que los aumentos en los combustibles generaban aumentos preventivos. Tiene lógica, pero claro que no le toca a un político dar esos ejemplos y menos a uno tan devaluado como él.

En México los precios más volátiles han mostrado una despresurización, que, con todo y la cuesta de enero, cuando suben precios y tarifas, registraron una inflación anualizada de 6.32%, medidos a través del índice de precios no subyacente.

Mientras que aquellos precios que no tienen influencia de las temporadas registraron una inflación anualizada el mes pasado de 8.45%, medidos a través del índice de precios subyacente.

El Banco de México tiene que incluir en su política monetaria una comunicación más proactiva y no solo recetar incrementos en el costo del dinero desde el anonimato.

En otros tiempos de mayor autonomía y menos temor al Presidente ya habrían pedido desde el Banco de México al gobierno federal que moderara sus incrementos, como ese aumento de casi 8% en peaje. Por ejemplo.

Sí, ayer el Banxico aumentó la tasa de referencia en 50 puntos base y por unanimidad. Nadie puede reclamarles esa decisión más radical que la esperada por el mercado. Pero eso es algo que pasa de noche para la mayoría de los mexicanos que no se van a enterar de las promesas de la Junta de Gobierno de ser intolerantes en el futuro con la inflación, como lo dice el comunicado.

Los que sí se enteran son los tenedores de pesos que se mantienen felices con los rendimientos de la moneda mexicana, pero no tiene gran influencia en los millones que ni siquiera están cerca del sistema financiero.