Una de las campañas propagandísticas que más funcionó a los que hoy gobiernan cuando estaban en la oposición fue aquella de los gasolinazos
Es un hecho que el régimen actual busca dar continuidad al mundo alternativo y mentiroso de los otros datos durante la siguiente administración.
Torcer los datos estadísticos, hacer comparaciones tramposas con gobiernos anteriores, presentarlo con una simpleza engañosa y frases pegajosas. Si las afirmaciones no son reales, pues ese es problema de la realidad, lo que cuenta es alimentar el discurso.
Una de las campañas propagandísticas que más funcionó a los que hoy gobiernan cuando estaban en la oposición fue aquella de los gasolinazos.
El gobierno de Enrique Peña Nieto tuvo una buena idea y una pésima implementación con el proceso de liberación del precio de las gasolinas.
No hay nada más aberrante para un país con los niveles de pobreza y de falta de inversión pública, como México, que tener que subsidiar los precios de los combustibles que favorecen mayoritariamente a los que más tienen.
Pero el gobierno anterior lo hizo muy mal y en el 2017 abrió la puerta para el uso electorero de la liberación del precio controlado de las gasolinas. Fueron tan torpes para hacerlo que pareciera que era parte de un pacto para entregar el poder al régimen actual.
Va a ser difícil no ganar una comparación de incrementos en los precios de las gasolinas contra aquel 2017, aunque el parámetro real debería ser la disminución de la carga fiscal al momento de dejar de subsidiar las gasolinas.
A este régimen le encanta jugar con el concepto de “términos reales” y lo aplica indiscriminadamente y a veces de forma totalmente equivocada. Ha dicho el Presidente que el porcentaje de algunos impuestos sólo se ha incrementado en términos reales, ¿cómo?
El punto es que en la obsesión con las gasolinas el régimen miente y gasta. López Obrador, a través de un ejercicio de ventriloquía transexenal, muestra otra vez gráficas truqueadas en las que asegura que la gasolina era más cara con Peña Nieto que hoy.
Alguien más gesticula, pero López Obrador dice no hay ni habrá gasolinazos, cuando los precios de estos combustibles se han elevado más de 40% en cinco años. Y lo que es peor, se han destinado, 400,000 millones de pesos en subsidios a las gasolinas durante el 2022 y 110,000 millones de pesos en lo que va de este año. Medio billón de pesos que hacía más falta en hospitales y medicinas.
Dice el Presidente, con otro rostro, que bajaron los precios en términos reales de las gasolinas gracias a que se importan menos de estos combustibles. ¡Mentiras!
En agosto de este 2023 Pemex produjo 242,000 barriles de gasolina diarios, una baja de 9% comparado con julio pasado. Mientras que las importaciones de gasolina fueron en agosto de 407,000 barriles de gasolina diarios, lo que implicó un aumento de 17% en su comparación contra el mes anterior.
México está hoy importando más gasolinas y a precios muy cercanos a sus máximos históricos.
¿Es responsabilidad del régimen de López Obrador que la gasolina esté tan cara? ¡Claro que no! Pero han decidido jugar desde el principio con la carta de los datos falsos y el dispendio fiscal para mantener un discurso que ahora el Presidente busca que se repita de manera transexenal.
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