Tampoco alimentan la esperanza las declaraciones de algunos banqueros centrales del mundo que piden acostumbrarse a que no regresarán aquellos niveles bajos de inflación previos a la pandemia
La encuesta mensual que publica el Banco de México entre especialistas del sector financiero deja ver que la inflación está, literalmente, fuera de rango.
Debe ser una gran discusión interna si actualizan la presentación gráfica de las respuestas de estos expertos y amplían los intervalos que dejan ver que hoy el 99% de las respuestas de los economistas consultados considera que la inflación general anual en este 2022 será mayor a 6 por ciento.
Acostumbrados, durante prácticamente dos décadas, a tener una inflación controlada, los intervalos para presentar de forma gráfica las expectativas inflacionarias de los expertos van del cero al seis por ciento.
Tienen los intervalos de la encuesta dos extremos, uno de la deflación con un dato menor al cero y otro que simplemente dice mayor a 6% y ya son varios meses que las encuestas se atoran en esos intervalos por la falta de una ampliación hacia arriba de esos espacios de respuesta.
Claro, ahí está con transparencia la realidad de que en la mediana de las respuestas de los 38 expertos consultados estiman 7.50% de incremento del Índice Nacional de Precios al Consumidor en este 2022. Esto implica un promedio entre los optimistas y aquellos que podrían estar viendo inflaciones quizá hasta de dos dígitos.
Un mapa de calor que tuviera intervalos más amplios dejaría ver algunas estimaciones inflacionarias muy altas que podrían generar algún impacto en los mercados y siempre se corre el riesgo de generar el fenómeno de una profecía autocumplida y más con un documento tan influyente como esta encuesta.
Es como si alguien que sube de peso se resiste a comprarse una talla más grande de pantalón y entonces debe acomodar todas sus carnes en esa talla anterior con la expectativa de que recupere el peso ideal y todo vuelva a la normalidad de esos intervalos que tiene disponibles entre el botón y el ojal.
Si esa persona tiene una dieta más estricta y hace ejercicio lo puede lograr, pero si no se conjunta todo para ese regreso al peso aceptable, ese pantalón puede tronar y causar una desgracia en público.
Seguro que por ahora en el banco central prefieren mostrar gráficas que atiborren las respuestas en ese intervalo mayor, que comunica muy poco, con la esperanza de que pronto la dieta monetaria del incremento en las tasas de interés y el ejercicio de una comunicación asertiva del Banxico provoquen pronto una baja inflacionaria, antes de un “botonazo” en público que haga de sus instrumentos gráficos algo totalmente inútil.
Poco ayudan a las esperanzas locales de un pronto regreso a una menor inflación los niveles récord de incrementos en los precios en lugares como Estados Unidos y la Unión Europea.
Tampoco alimentan la esperanza las declaraciones de algunos banqueros centrales del mundo que piden acostumbrarse a que no regresarán aquellos niveles bajos de inflación previos a la pandemia.
Seguro que en el Banco de México le irán midiendo la talla a sus gráficas inflacionarias y decidirán con inteligencia si consiguen una talla más grande para reflejar con más precisión lo que dicen los analistas, o si bien se mantienen con el pantalón apretado de sus intervalos a la espera de que pronto regresen las estimaciones por debajo de 6 por ciento.