Elecciones 2024
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Las encuestas son subjetivas y miden estados de ánimo, basados en la información que tenga aquella persona a la que se interroga. Pero sus resultados no pueden tomarse como un acertado dato científico inamovible.

Esto aplica perfectamente bien a la encuesta mensual que el Banco de México levanta entre una treintena de expertos en economía del sector privado, de grupos tanto nacionales como extranjeros.

Sus respuestas estarán influidas por la información acumulada y por lo que esté de hecho sucediendo en el momento que responden las preguntas.

Un buen ejemplo es el tipo de cambio. Éste es uno de los pronósticos más volátiles y difíciles de calcular con una buena base de certeza. Entre el primer día que inició el levantamiento de esta más reciente encuesta, el 21 de julio, y el último día de obtención de las respuestas, el miércoles pasado, la relación peso dólar había pasado de los 12.90 a 13.20 pesos, números redondos.

Después de ver lo que sucede en Argentina, Israel, Estados Unidos, Portugal y su Espírito Santo, es difícil apostarle tan fríamente a un nivel inferior a los 13 pesos por dólar para cerrar el año. Pero si mañana, con la reforma energética, empiezan a llover los dólares, tras una mejora en la calificación crediticia, ni modo que no pensemos en unos 12.80 pesos. En fin.

Por lo que hace a las expectativas de crecimiento e inflación, no hay mayores variaciones. Esperan un aumento del Producto Interno Bruto de 2.56, ya no de 2.65 por ciento.

Y en la inflación calculan 3.78 en lugar de 3.79 por ciento. Nada radical en sus cálculos, a la espera de que se puedan consolidar las evidencias de una recuperación económica durante esta segunda parte del año.

En cuanto a las razones que aprecian como los grandes lastres para el crecimiento deseado en el futuro inmediato, la inseguridad pública sigue dominando el panorama de las respuestas. Le sigue la sostenida percepción de debilidad del mercado interno y muy cerca está la política fiscal que se mantiene vigente desde este año.

Aparece un factor que puede convertirse en el próximo foco amarillo y éste es la falta de financiamiento interno y a un costo razonable. Todo un tema si se considera que el crecimiento, que se supone ya está en marcha, requiere la maquinaria del financiamiento.

Y como decíamos al principio, en el mundo de las percepciones lo que un día es un gran problema, al momento siguiente desaparece y eso le ocurrió a la opinión de los expertos en economía sobre la incertidumbre política interna. Pasó de ser uno de los grandes lastres a desaparecer por completo.

Porque ellos veían desde su cristal de analistas financieros que podría atorarse el tema energético y de telecomunicaciones, cuando quizá todo era cuestión de entenderle un poco más a los tiempos políticos y su reloj tan peculiar.

Total que la encuesta de expectativas levantada al cierre del mes pasado deja ver un impasse entre los malos datos obtenidos durante tantos trimestres consecutivos y la esperanza de crecer.

Seguro que el ruido futuro podría estar por los temores inflacionarios y de incremento en las tasas de interés de Estados Unidos.